Hemos Comido…en la tierra del «hombre-pez», Liérganes. De esta manera me llama mi mujer, gracias a mi «prodigiosa memoria».
Me acerqué a comer al Bigote pues hacía tiempo que tenía ganas y era un día que volvía de Bilbao con tiempo de sobra, así que me desvie un poquitín y me acerque a comer.
Saqué una foto a su antigua ubicación, que ahora parece ser que utilizan en verano y los días con gran demanda, pero que habitualmente se les queda pequeño. La ubicación de la cantina está complicada para aparcar pues por los alrededores no hay prácticamente sitio, lo mejor es parar en la estación, un poco lejana pero no mucho, aunque yo encontré sitio al lado.
La carta es la típica de un mejicano, de entrada he de dejar claro que a mí la comida mejicana «miau», no es santo de mi devoción. Tanto maiz y carne disfrazada, los frijoles tampoco me entusiasman, al fin y al cabo son unas alubias faltas de sabor y harinosas. Además habiendo tenido cocinera de lujo, como lo es la suegra (mejicana) de mi sobrina, todo lo que me suelen servir en este tipo de restaurantes me suele defraudar, si me pongo a comparar.
La chica encargada del local he de decir que de lo más simpática y comunicativa, todo lo que le preguntabas te lo explicaba, desde la antigua ubicación de local hasta como comer lo que servían, pasando por los ingredientes de los platos e incluso la composición del café de puchero que sirven.
Enseguida me tomaron nota y me sirvieron después de un rato hablando sobre que comer.
De primero tomé dos testas de ceviche, una de bonito y otra de pulpo. La primera la verdad es que no me gustó nada, sabía en exceso a bonito de lata aunque el aspecto era de fresco. Al final no me quedó nada claro el origen del túnido, pero creo que era fresco con un resabor a enlatado.Y demasiado frío, como recién salido del frigorífico, bastante por debajo de la temperatura ambiente. Venía acompañado de un buen tomate y guacamole. El ceviche estaba encima de una tostada de maiz similar en textura a un nacho, tampoco me hizo mucha gracia, en resumen esta tostada no me gustó nada.
Como contrapunto la segunda tostada que tomé me gustó muchísimo. Una tostada de pulpo que a fin de cuentas es algo similar a una vinagreta de pulpo sobre una tostada similar a la anterior acompañada de una cama de lechuga. Esta segunda me gustó bastante y me pareció recomendable, venía acompañada también de un buen tomate y guacamole.
De segundo y como plato fuerte tome unas fajitas del norte, acompañadas de carne troceada muy bien hecha y con una muy rica salsa, a la que acompañé de los jalapeños que te colocan en la mesa y de un puré creo que de frijoles. Bastante bien de sabor, me gustó bastante el plato, acompañados de una gran cantidad de fajitas y la ración era generosa.
Tome también un café mejicano de puchero, con un marcado sabor a canela.
En resumen el lugar merece la pena para los amantes de este tipo de cocina, la atención del personal es buenísima, las raciones generosas y el precio razonable.