Soy más de acercarme a San Vicente en invierno, ya que en verano me pasa siempre lo mismo, aparcar puede llevarte media mañana, aunque vayas directo al parking del puente, que fue lo que ocurrió.
Pero Las Redes merece la espera, y si además has hecho taina en Cofiño la cosa se hace más llevadera.
Nos recibieron en el comedor con la extensa carta de vinos de la casa, elegimos un Texturas de Piedra 2014. Nada más sentarnos nos sirvieron un tomate de cercanía y en el punto que nos gusta, maduro, pero sin pasarse, al que acompañamos con unas gildas de anchoa de Codesa que resultaron un primor, y que al cava le van que ni pintadas.
A partir de aquí comenzó el desfile de productos al que nos tienen acostumbrados Susana y compañía.
Bocartes marinados. Nos encantaron, justo marinado tirando a poco, con un sabor y textura únicas.
Percebes de Cantabria para seguir abriendo boca. De tamaño mediano y rico sabor, el problema es que siempre son pocos, por muchos kilos que comas siempre son pocos.
Continuamos con un salpicón que fue la revolución del día. El salpicón de siempre, el que había en días festivos en las casas de Cantabria: rape, huevo, langostino, cebolla, pimiento, AOVE y vinagre blanco. Absolutamente recomendable.
Dos de los comensales tomamos un chipirón de guadañeta. Como a mí me gusta, en primer golpe de calor y sin limpiar, delicioso.
Seguimos con una ración de rape, que también resulto un acierto de planchado.
Para terminar el salado un escabeche de bonito. De los mejores escabeches de este pescado que he tomado. Susana nos contó que le lleva tres días elaborar el escabeche, una delicia que me recordaba a curry con manzana, pero que no llevaba nada de esto; eso sí, tres vinos distintitos, pimienta, clavo, cebolla, ajo, laurel… una delicia, os lo recomiendo.
De postre tiramisú y el ineludible flan de higos.