Hemos Comido…en Las Redes, como figura en el título del artículo, hacerlo mejor es prácticamnete imposible.
Agosto 2016. Tres comensales. La oferta de pescados y mariscos en Las redes es de lo mejor de nuestra comunidad, frescos y elaborados magistralmente, sin florituras, sin añadidos.
San Vicente, agosto, un hervidero de gente, si no has reservado olvídate. Todo «PETAO». Marea baja, subiendo el olor a penjamo recién desembarcado por los recolectores, inunda el puerto y alrededores, arrastrado por un nordeste que dulcifica el día, un día de verano de los que anhelamos los cántabros.
Fin de semana, la flota de bajura amarada en puerto, y muchas cosas que ver en nuestro San Vicente de la Barquera, pueblo siempre marinero. Las expediciones a Terranova para la pesca del bacalao, las pesquerías de Irlanda y del norte de África y sus fuertes equipos balleneros dieron a la villa un gran auge industrial y comercial durante la Edad Media.
Este poblamiento costero de la época primitiva fue repoblado en el año 149 por Zenón, jefe de los cántabros, cuando ya recibía el nombre de Evencia. En la época medieval, siglo VIII Alfonso I el Católico, yerno de Pelayo, fortificó y repobló la villa con cristianos rescatados de los moros.
El primer documento en el que se configura San Vicente de la Barquera con su actual nombre y en el que recibe estatuto jurídico de población, es el de los Fueros concedido por Alfonso VIII en el año 1210.
San Vicente continúa siendo un pueblo con vocación marinera, que vive de cara al mar y que recibe en su lonja los manjares que le otorga el Cantábrico. También se cultiva ostra en su ría que da lugar a unas ostras de singular sabor, para mi paladar las que más me gustan.
Como os decía anteriormente, habíamos reservado, de tal manera que teníamos disponible la mesa en la terraza, nos acercábamos a comer con la perra a la que estas gracias gastronómicas le encantan tanto como a nosotros.
En esta temporada veraniega la oferta piscícola se incrementa así que suele haber bastantes fuera de carta o del día, nos lo presentan en un añadido a la carta.
Y este año, como ya he contado en más de una ocasión, el magano ha estado muy presente en nuestras costas y es algo que si tiene un precio aceptable no me resisto, así que un entrante ya teníamos elegido.
De primero unos percebes. De origen gallego, excelente percebe y caliente como a mí me gusta, buen tamaño y justa cocción. Todos a comer como si fueran pipas de mar.
Seguimos con unas gambas frescas de Huelva. Toque justo de plancha y bien cargadas de sal en el exterior. Más sabor a mar, seguimos subiendo el nivel de sabor en la tabla de potencias según avanzamos con los entrantes.
Para terminar con los entrantes unos maganos plancha. El más potente de los sabores marinos presentes hoy en la mesa, delicado pero contundente, un auténtico lujo, y sabor a raudales.
Empezamos con los segundos. Yo tomé tartar de atún de segundo; carne de atún, cebolleta y soja, sin más como debe de ser.
Los otros dos comensales se tomaron un cabracho del que probé un buen trozo debido a su tamaño, resultó demasiado para los otros dos comensales y eso que se lo enseñaron, pero allí me encontraba yo para echar una mano. Carne tersa y de sabor silimar al marisco, tostado por fuera jugoso por dentro, exquisito.
Y entramos en otra de las excelencias de este lugar, los postres. Flan de nuez apto para celiacos, no lo había dicho antes pero los otros dos comensales son celiacos y no tuvieron ningún problema con la comida, eso sí, lo avisamos a la hora de reservar.
Yo tomé de postre helado de queso, un helado artesano muy pero que muy bueno.
Como en todas las visitas anteriores no ha cambiado nada, en todo caso ha cambiado a mejor, los precios siguen manteniendio una buenísima relación calidad precio, las raciones son generosas, los productos de primera y la elaboraciones de diez, el lugar merece la visita.
Por El Mule