Hemos Comido…en Las Redes, en San Vicente de la Barquera, y como siempre que tiramos para esta zona de la provincia Parada en Casa Cofiño, que ya es un vicio.
Abril 2017. De esta manera, con la parada anterior y la comida en Las Redes es difícil fallar, el acierto es seguro y se hace pleno, dos de los lugares más interesantes, gastronómicamente hablando, de los alrededores.
Para quien no lo sepa, entre Las Redes y Cofiño hay un nexo común, la bodega. Los dos ostentan unas de las más interesantes bodegas de la provincia, más extensa la de Cofiño, pero la de Las Redes también muy importante. Al ser temprano nos apetecía tomar un vino en la barra y como nos íbamos a sentar pedimos directamente una botella de cava, el mismo que habíamos tomado en Cofiño, un Raventós i Blanc.
En la barra la misma atención que en la sala, eficiente y acompañada de una tapa. Por cierto, la barra y alrededores estaban a tope de gente debido al día y a la hora, sábado y hora del aperitivo.
El comedor, para nuestra sorpresa y dado que siempre solemos inaugurarlo, resultó estar lleno al completo, aún siendo temprano como era.
La carta está centrada en la ofera de lonja, sabiendo siempre que el producto es de los mejores que puedes encontrar, aunque también toca la carne en calidades superiores, como es la tudanca.
Y encontrar claro que encontramos, un besugo de 1,600kg. vivito y coleando que decidimos tomar de segundo y que nos presentaron antes de pasar a cocinarlo.
De aperitivo aceite de La Catedral de Navarra, cien por cien arbequina. Equilibrado y afrutado, presenta una amplia gama de aromas, desde la oliva verde hasta el fruto maduro. En boca es ligeramente amargo, con un punto picante y un suave toque a plátano.
A partir de aquí comienza el desfile, lo coronan unos bocartes marinados de chuparse los dedos. No me entusiasmó el acompañamiento de frambuesa, pero los bocartes resultaron una delicia y su marinado sutil y justo, con unas piparras que sí que me parecieron un perfecto acompañamiento.
Continuamos con unas gambas de Huelva. Hechas al punto y de inequivoco sabor a mar, como siempre una delicia.
Pulpo a la brasa. No me molaba la base de manzana, en los dos casos la acidez frutal me sobraba como acompañante de los pescados o mariscos (en este caso cefalópodos). Para mi paladar, si hay algo que debe imperar es el sabor del producto y más si es pescado o marisco.
Aunque el lugar es de pescados y mariscos nos ofrecieron la última ración de alcachofas de la temporada y no nos pudimos resistir. Resultaron estar pletóricas de sabor y de impecable elaboración, una pena que no hubiera más.
Y de aquí al plato central, el besugo. Estaba hecho a la plancha y terminado en el horno, sin ningún tipo de añadidos, ni ajos ni bilbainas ni nada, como debe ser el pescado, tal y como es sin disfraces, con la transcendencia que debe de tener un pescado de su calidad.
Del besugo dimos buena cuenta y yo estuve escarbando entre la espina central, el tueste de la carne que se queda pegada y algo de la cabeza. Venía acompañado de puré de calabaza que me supo a gloria y algo de lombarda a modo de ensalada, nos gustó mucho.
El pescado era como para subirlo a los altares.
De postre, tarta de chocolate apta para celiacos.
Yo tomé un tiramisú buenísimo, este tenía gluten, acompañado de un Pedro Ximénez.
Y flan, también apto para celiacos.
En fin, un buen RCP para una comida de lujo, un servicio perfecto y productos del mar a la mesa, lo esperado.