Hemos Comido…en La Vinoteca, vuelta tras una larga temporada sin aparecer, una comida concertada con un extenso menú degustación.
Mayo 2016. Comida de familia, cuatro comensales y un menú concertado. Con ganas de impresionar y la verdad es que impresionó, a mí por lo menos. La Vinoteca continua surfeando como nadie entre las aguas del pescado semielaborado, donde es imposible que haya trampa o cartón debido a que en estas elaboraciones no cabe otra que un pescado recién pescado, vivito y coleando.
Todos los comensales tomamos cerveza con la comida, Balate, para ser exactos. Comenzamos con una Balta Nil, suave refresco con un pequeño toque de amargor y cierto recuerdo cítirico, una cerveza muy de mi agrado y un buen acompañante para una comida de este estilo.
Como sule ocurrir en la mayoría de la oferta en los restaurantes de cieto nivel, la elección de los panes se hace difícil al haber una buena y variada oferta.
Comenzamos con un salmorejo y un boquerón. Un buen comienzo de aperitivo y más en la época veraniega, pero estoy empezando a cansarme de que habitualmente el aperitivo de moda sea una sopa fria de tomate (gazpacho o salmorejo). Al final logarán que lo aborrezca como ha ocurrido con otras cosas, todavía no he llegado a ese punto, pero tiempo al tiempo.
Es algo habitual en muchos restaurantes, se pone algo de moda y lo encuentras hasta en la sopa. El boquerón muy bueno y el salmorejo igualmente.
Comenzamos con este desfile de elaboraciones de calidad superior. Ostras tibias con verdura pochada levemente, cebolla, zanahoria y un mezclun muy bien pensado y suave acompañado de algo de cebollino, aceite y placton, sobre un caldo corto. Una elaboración para chuparse los dedos y un comienzo dificil de superar. De diez.
Seguidamente y en la onda del pescado frío, cebiche de mero. Una carne tersa y sabrosa, con un leve toque de lima, cebolla roja. Unos tacos de pescado de buen tamaño, como a mí me gusta y un aceite picual suavecito acompañando al pescado. Seguimos en calificaciones de sobresaliente.
Trucha asalmonada marinada. Unos ejemplares de entre tres y cuatro kilos acompañadas de sabor a eneldo que recuerda a los preparados de pescado nórdicos, muy suave al paladar, por debajo en sabores a los anteriores, pero también de una sutileza aplastante.
Aquí se produjo un cambio de cerveza a otra Balate, pero esta no me gusto nada, similar a una Guiness en sabor, demasiado tostada para mi gusto, así que continue con la anterior después de deshacerme de esta en favor de otro comensal.
Para terminar con los pescados semi, el que me pareció todo un descubrimiento, tanto de pescado como de elaboración. Ya había probado esturión en otras ocasiones, pero no de esta magnífica manera. Tartar de esturión con un toque de mayonesa de wasabi y un ají levemente picante. Al ser un pescado terso el corte es más pequeño que el cebiche, pero tampoco exageradamente pequeño. Brutal.
Fin de comida : huevo trufado. Una elaboración que en otra ocasión habría llamado más la atención, pero en esta ocasión pasó prácticamente desapercibida por lo extraordinario de las anteriores, todo lo anterior lo eclipsó.
En resumen, después de mucho tiempo poco ha cambiado, sigue siendo un referente gastronómico y, lo más importante, dispone de una carta diferente. Quisieron soprenderme y lo consiguieron.
Por El Mule