Hacía una eternidad, o eso me ha parecido a mí, que no nos acercábamos por La Hermosa de Alba, ya que con frecuencia echo de menos su cocina.
Cuenta con el aliciente de los cambios continuos de carta. En esta ocasión la desconocía prácticamente entera, y Diego ya está preparando una nueva.
Normalmente dejamos que Edu decida el menú, y tras unas breves preguntas referentes a nuestras apetencias la comanda estaba decidida.
Comenzamos con un crujiente de gambas. No las había tomado nunca, deliciosas, exquisitas.
Ceviche de pescado de roca, aguacate y cancha. Un ceviche adaptado a Cantabria, pescado y sabor locales, muy agradable.
No podía faltar el niguiri de steak tartar. Es una elaboración emblemática del lugar. Tomamos una ración entera pues es algo que nos encanta a los dos comensales.
Para continuar bacalao. Una buena, jugosa y deliciosa tajada de bacalao, en su punto. Un bacalao de diez.
A continuación, mi acompañante tomó salmonete, espectacular según ella. Para mí rollito de falta de vaca, queso Dirivín, mole casero y jalapeños; un espectáculo y una novedad.
Presa ibérica con glaseado chino. Cocina de precisión, en su punto, sabrosa, una ración de las que no te puedes perder.
Terminé con bollitos rellenos de cachón y salsa de cachón. Otra novedad que me ha impresionado, el clásico sabor a guiso de este cefalópodo y su cobertura crujiente que se moja en la salsa que le acompaña. Una ingeniosa y sorprendente ración.
De postre tarta de limón 2.0