¿Qué más puedo decir de La Cueva que no haya dicho ya?
Dejando a un lado sus bondades culinarias, que son muchas, el hecho de sentarte a comer con todo el staff de la casa creo que lo dice todo. Hay mucha amistad con gente muy trabajadora, que lleva muchísimos años en el mundo de la hostelería y que no dejan de evolucionar en torno a cocina de cercanía, marcada por el producto de calidad local. Empezando por la carne de lechazo churro, siguiendo por los vegetales que forman parte de la famosa menestra de la zona, o el pisto, la crema de boletus, y un largo etcétera de raciones que le dan fama, como las croquetas, los pimientos rellenos o el bollo de revuelto.
Hoy comimos, o más bien merendamos, con toda la familia justo antes de empezar el servicio nocturno. Una rueda de bonito, muy en su punto, las ineludibles croquetas, una estupenda crema de boletus de los que ya se dispone por la zona, unas carrileras y tarta de manzana. Una feliz merienda.