Vuelta a La Cigaleña, celebración muy especial como viene siendo habitual, no defraudó, al contrario, sorprendió.

Agosto 2015. Tomamos un menú degustación acompañado de un único vino, un champangne Chartogne-Taillet Sainte Anne Brut. Es un champagne de boca redonda y golosa, con mineralidad y equilibrio. Amarillo pajizo con carbónico abundante. En nariz manzana verde, pomelo y heno. En boca un puntito goloso, mineral y mucha acidez. Final de intensidad media.

Santander Restaurante Cigaleña

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Comenzamos con un clásico de la cocina de cercanías, unos berigüetos, gurruñañas o berberechos; algo dificil de encontrara en el mercado y más aún del tamaño y tipo de los que nos sirvieron. Aquí son conocidos como berigüetos, con más grosor en la concha que los habituales, incluso algo de color nacar, más recios y sabrosos, son más tersor y con mas sabor que el habitual. Hasta no hace mucho los desechaban las mariscadoras. Estos estaban presentados sobre una red y tenían un pequeño toque de vinagre. Exquisitos.

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Seguidamente nos presentaron una sardina con tomate y sandía. Si el apartado vegetales Juan de Dios lo borda, no es menos con los pescados, consigue que un pescado poco propenso al cualquier elaboración que no sea a la brasa resulte una sorpresa de sabor y finura.

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Continuamos con una excelente anguila, una elaboración muy simular en sabor a la sardina ahumada, me hechizó el sabor.

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Esta foto es de un jargo que nos presentaron, pero que no iba destinado a nosotros, o sea que no lo tengais en cuanta pues era una ración de otra mesa.

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Y nos llegó nuetra ración de pescado, un salmonete de roca, desespinado y en un único trozo que se abre en lascas sobre un puré de calabaza. Un elaboración para enmarcar y no olvidar.

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Como fin de cena cordero. Sí cordero, no lechazo y muy poco hecho. Pensar lo que querais, pero la elaboracion es de diez, un cordero de origen francés sin el resabor característico del cordero castellano. Magistral y de excelente sabor, con una peresentación tradicional y con acompañamiento de verduras.

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Por último una trufra muy especial, una esfera lacada rellena de trufa y helado, en la misma línea que el resto de la cena: sorprendente, exquisito y apto para celiacos.

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Aquí os dejo el importe de la cena, no nos cobraron el Champagne al que nos invitó una persona presente en el restaurante y que conocía el motivo de la celebración.

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Por El Mule

 

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