Si bien para ir al origen de los vinos hay que remontarse a la época de los fenicios, quienes golpeaban las uvas con piedras para beber su jugo, el origen de la botella de vino está en el pueblo griego y romano.
Desde que existe el vino, una de las mayores preocupaciones del hombre con respecto a él ha sido la manera de transportarlo de un lugar a otro. Los griegos y los romanos, grandes bebedores de vino, utilizaban distintos recipientes fabricados con materiales como pieles de animales o vasijas de barro.
Si bien el resultado facilitaba el transporte de este preciado líquido, el vino se acababa estropeando y perdiendo parte de su sabor. Pero se dieron cuenta de que no era tanto el material del que estaba hecho el envase lo que manipulaba el sabor del vino si no el contacto con el aire. Así aparecieron los envases de vidrio, que no sólo conservaban perfectamente el vino, sino que también lo mejoraba con el paso del tiempo. Fue a partir del S.XII cuando el vidrio alcanza un desarrollo amplio y se consigue generalizar su fabricación, aunque fuera un lujo que se podían permitir muy pocos.
Las primeras botellas tenían un color oscuro y posteriormente se desarrollaron los vidrios blancos y verdes. Los vinos blancos y rosados se solían embotellar en botellas de cristal incoloro para lucir su capa, aunque resulta más óptimo el envase en vidrio. También hace falta resaltar los nombres y capacidades de las botellas.
En España, casi todos los nombres de éstas son de origen francés. La Bordelesa, cilíndrica, alta y de hombros anchos, es una de las botellas más utilizadas. La más antigua es la Borgoña, que también es cilíndrica aunque tiene los hombros caídos. Según el tipo de botella alberga un tipo de vino distinto en su interior, la botella Rhin, con forma de flauta, se utiliza generalmente para los vinos blancos y rosados. También, la Alsaciana, delgada y con los hombros muy caidos o la de Champagne que se utiliza para casi todos los cavas. Otras son más originales como la italiana Chianti, que viene recubierta con una especie de cesta de paja o inconfundibles como la Jerezana en la que se embotellan muchos vinos de Jerez.
El tamaño también es algo a tener en cuenta respecto a la botella. Hay una gran variedad de tamaños, aunque el envase más utilizado es de 75 centilitros. Existe otro tipo de botella llamado Magnum que dobla el contenido, es decir 1,5 litros. Los envases de vidrio con mayor capacidad retrasan el proceso de envejecimiento y contribuyen a una mejor evolución y conservación del vino. A continuación, tenemos el Jeroboam o Doble Magnum,el Rehoboam, el Mathusalem, el Salmanazar, el Barlthazar, el Nabuchodonosor de 3, 4.5, 6, 9, 12 y 15 litros respectivamente.
En la cultura del vino, la botella resulta un elemento distintivo e insustituible. A parte de permitir conservar el líquido, da personalidad y empaque a una marca. La utilización de la botella como recipiente de vino va paralela a la extensión del tapón de corcho a lo largo del siglo XVIII. El tapón de corcho es imprescindible para acompañar a cualquier vino de calidad. Éste tiene que garantizar el cierre hermético para evitar la entrada de oxigeno y la intromisión de sabores u olores que puedan afectar al vino.
La humedad que debe mantener para que cumpla su función debe de estar entre el 60 y 70 por ciento para tratar de evitar que el vino pierda consistencia y volumen. Sobre el corcho, a pesar de que la gente piense que es un simple tapón para mantener el vino en la botella, existe todo un mundo de posibilidades. Hay tres tipos distintos de corchos; el natural, el colmatado y el aglomerado. El tapón de corcho natural es una pieza en forma de cilindro recto obtenido por procesos mecánicos de corte a partir de la corteza del alcornoque. El colmatado está elaborado con polvo del mismo corcho. Es el más económico, por lo que es utilizado por los vinos que tienen una vida corta. Por último, el tapón de corcho aglomerado se utiliza para envases de vidrio que tienen en su interior caldos alcohólicos, ya que su finalidad es impedir que entre el aire en la botella y que se pierda la más mínima cantidad de líquido.
Combinando estos tres tipos de corchos se da lugar a otros como por ejemplo el tapón de corcho aglomerado con discos de corcho natural, el tapón M 08 formado por un cilindro de corcho natural microgranulado, el C 08 que mezcla corcho natural y cola de colmatar , o el A 08, cilindro de aglomerado hecho de corcho natural.