Horcher es un restaurante único por varios motivos. Pocos restaurantes a nivel mundial tienen más historia desde su apertura hace más de 120 años en Berlín por Gustav Horcher en 1904 y su traslado a España en plena Segunda Guerra Mundial por su hijo Otto para crear el restaurante más emblemático de la capital. Nunca más apropiado el dicho “Si las paredes pudiesen hablar”. Actualmente la familia sigue dirigiendo el restaurante de mano de la bisnieta, Elisabeth Horcher. No me extiendo más en esta reseña sobre curiosidades históricas del restaurante, que incluso tiene un libro al respecto.

El segundo motivo es su puesta en escena. Creo no hay restaurante en España que le iguale: la mantelería de hilo, los cubiertos de plata de ley, la preparación en sala de los platos, las vitrinas con porcelana de Nynphenburg, el escabel que ponen a las señoras para que apoyen el bolso… en fin, multitud de detalles “de otra época” que no se esperan en ningún otro sitio que no sea éste.

Y por último la calidad de su cocina, al frente de la cual está el cocinero Miguel Hermann. Cocina alemana de altísima calidad con especial acento en los platos de caza. La carta es corta y apenas cambia a lo largo de los años. Muchos platos son ya icónicos en el restaurante, como su perdiz a la prensa, que preparan delante del comensal en una prensa de plata de 10 kilos, el consomé don Víctor, en honor a Víctor de la Serna, elaborado con un solomillo entero prensado, crema, yema de huevo, oloroso de Jerez, sal y pimienta o su Baumkuchen.

Comenzamos con un aperitivo de la casa, un clásico pate de ave a la pimienta con una extraordinaria gelatina y mermelada de frambuesa.

De entrantes elegimos una crema de lentejas con croûtons y Frankfurter, preparada al estilo alemán. La salchicha ha de ser de la variedad Frankfurt, que es contiene carne de cerdo y de vacuno, a diferencia de otras variedades como la Wiener. Finísima.

Y una ensalada de perdiz al estilo Horcher con pepitas de granada y salsa de mostaza. Un plato contundente con buena cantidad de perdiz escabechada.

Como principales probamos esta vez dos nuevas propuestas para nosotros en este restaurante: liebre a la Royale con castañas y puré de boniato. Este restaurante tiene como bandera la cocina de caza y la liebre a la royale quizá es uno de sus principales exponentes.

Como contrapunto, un plato de pescado, la lubina al horno con compota de tomate sobre una fina base de patata.

No se puede dejar de probar en Horcher sus patatas suflé, una institución en la casa, fritas al momento en un estupendo aceite de oliva. El antiguo Zalacaín tenía también fama por sus patatas suflé y tuve ocasión de probarlas en la década de los 2000, así como en otros restaurantes de este nivel como Saddle. Magníficas también. Pero creo que las de Horcher son inigualables.

Un postre que nos encanta y que es fijo cuando venimos aquí es el Baumkuchen, una obra de arte que se elabora con 75 huevos y sin levadura y que se prepara en un cilindro giratorio dentro del horno. Solo por este postre merece la pena venir aquí. En sala se termina de preparar el plato añadiendo el chocolate y la nata montada, una nata extraordinaria, por cierto.

La cuenta fue de 290€ entre dos personas con una botella de cava. En línea con otros años. El próximo 12 de febrero de 2026 volveremos aquí, en nuestra mesa habitual, para disfrutar del restaurante que más nos gusta para nuestras celebraciones más especiales.

Por Abraham (@Mr_Abraham)
www.andanzasgastronomicas.com

Horcher
C. de Alfonso XII, 6, 28014 Madrid
https://restaurantehorcher.com/

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