La Bodega Fuente Dé tiene merecida fama por su cocido lebaniego y su cocido montañés, pero no solo de cocidos vive el hombre.
Esta bodega es todo un clásico de los bares y restaurantes de Peña Herbosa, su carta gira en torno a la cuchara, las legumbres y los productos de temporada. Cuando quieres comer bueno y bien de precio y !!Ojo¡¡ si encuentras sitio, puede disfrutar de un menú de lo más casero y gratificante.
Ya hace años que bajaba de casa con la fiambrera para subir unos callos, unas manos de cerdo o unos pimientos rellenos si era domingo, y tomábamos un cámbaro o unos caracolillos y un mosto en el Solórzano y recogíamos el encargo en el Fuente Dé de vuelta a casa.
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En otras ocasiones no apetece el típico cocido que le da fama o simplemente buscas otras cosas en la carta. En esta visita hacía un horrible calor estival y nos apetecía algo más veraniego. Nos tomaron nota y acto seguido nos sirvieron unos pinchos de ese queso Picón que tienen, una joya de la gastronomía local y siempre fresquísimo, como debe de ser.
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Comenzamos compartiendo unos bocartes fritos. Bocartes de gran tamaño y firme cuerpo, bocarte del Cantábrico, jugoso cubierto con un poco de harina y fritos lo justo. Una docena de excelente bocartes de nuestro mar, acompañados de un limón, que a mí siempre me sobra, pero a otra gente le gusta que solo sepan a este cítrico que mata el sabor verdadero del pescado. Pero bueno, para gustos se han hecho los colores.
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Dentro de los segundos yo me tomé una marmita. Una buenísima marmita, con su pimiento verde, tomate, bonito, patata etc. Como es habitual en el lugar te colocan el recipiente y tú eliges el tamaño de la ración, lo cual sumado a la calidad del guiso y el precio le añade atractivo a la ración. Vamos, que como te guste te pegas un atracón de marmita.
Mi acompañante tomó de segundo pimientos rellenos. Si hay algo que caracteriza a la bodega es el acompañamiento de la mayoría de las raciones con patatas fritas, unas patatas fritas de las buenas, hechas a mano. Los pimientos siguen como los conocí de chaval, buen pimiento rebozado y relleno de carnes de las habituales de cocido, jamón y algún que otro trozo de embutido acompañados de un pochado de verduras y una exigua bechamel. Pero poner atención en que son trozos no un puré, algo habitual en otros lugares y que a mí me espanta.
En resumen, la carta tampoco tiene desperdicio en este lugar, por el precio que vemos en la nota podíamos haber comido tres perfectamente y muy bien que a mí es lo que me importa, comer bien. Y si hay algo que caracteriza a esta bodega es que se come bien. Hay también un componente al que no hemos hecho mención, el pan tiene un pan de chapata diferente a lo que habitualmente encuentras en cualquier panadería, ya lo comprobareis el día que os sirvan un pincho de picón sobre este pan.