Aquí siempre tomo vino con casera, un vaso de sidra lleno de hielos, vino y casera, para abrevar mientras disfrutas del picón o del cocido lebaniego. No está de más hacer mención al buen pan del que siempre disponen y que resulta una generosa ración.
No podía faltar el picón. De paso aprobechamos a reservar para la primera celebracion navideña de amigotes post-Covid.
Contundente, con sus tres vuelcos, como manda los cánones lebaniegos
La contundente sopa fruto de los jugos de las diferentes carnes con fideo para los no celiacos y sin él para los celiacos.
Garbanzos pedrosillanos compartiendo espacio en la fuente con el repollo hervido y acompañado de ajos fritos.
El compango del chón: morcilla, costilla adobada, chorizo y tocino, y una buena cantidad de carne de vaca, coja y un trozo de cecina, bien de cabra o de oveja.
Y como parte del compango, y a su vez como elemento distintivo, el relleno. Una amalgama frita compuesto de miga de pan, huevo, tocino, chorizo, ajo y perejil y después cocida junto con la sopa. Este último tampoco está disponible para los celiacos.
El mejor lebaniego de la ciudad, sin duda.