El pasado Día de la Madre empezamos a celebrarlo el sábado por la noche y se nos quedaron sitios sin visitar y ganas de seguir visitando, así que seguimos el domingo, que es cuando era la festividad en realidad.
La verdad es que comenzamos bien cerca de la medianoche del día 6 de mayo, o sea que casi casi en el mismo día, visitamos un par de sitios y seguimos al día siguiente a la hora de comer. Comienzo por nuestro habitual sitio de inicio de marcha, El Solórzano.
Incursión nocturna a la primera marmita del año, buen comienzo, sabor y textura, la que debe de ser y sabor a bonito, acompañada de cava mejor todavía.
Continuamos con una mortadela italiana a la trufa, finísima, sabrosa, regada con un aceite ligero, una delicatessen, en El Solórzano al igual que la marmita.
Salto una calle en dirección a la bahía,Zissou, Ander acaba de cambiar la carta y hay que acercarse a espiar. Cebiche de corbina, producto vivito y coleando.
Alcachofas con foie, vicio, lujuria total.
Salto haciaAsubio, costilla de ibérico a baja temperatura, grasita crujiente y sabrosa con carne más jugosa todavía, fin de cena espectacular. Producto y cocinero, a sus pies.
Copa en Little Bobby Speakeasy y a dormir que al día siguiente se acerca una jornada matinal de las buenas, hemos decidio picar toda la familia por Peña Herbosa y aledaños.
Incursion matinal, El Solórzano, vuelta al origen, mediodía abriendo boca con una Gilda Cantabria Label, estas de boquerón…………boquerón top, aceituna y piparra, buen aceite, únicamante producto, las de anchoa igual de buenas.
Bocarte a la plancha, mi manera favorita de tomar un bocarte caliente ligeramente tostado y jugoso, ensalda muy levemente aliñada pero con alegría en el toque de vinagre, seducción total.
El más clásico del lugar, caracolillos, sin ellos el domingo no es domingo.
Nos acercamos a pinchar tomando unas raciones y pinchos a la barra de Asubio, donde comenzamos con un par de alcachofas por barba.
Seguimos con dos pinchos de totilla de bacalo, ganadora del último concurso de Tortillas creativas de Cantabria, deliciosa.
El otro comensal optó por la tortilla de boletus.
Un tataki de atún.
Y para terminar una auténtica golosina, de textura gelatinosa y gran sabor, tendones de tudanca. Una elaboración a baja temperatura, 60 grados, durante 60 horas, que da como resultado una carne gelatinosa y sabrosa a más no poder, potenciada por una pimienta bastante fresca y de gran sabor y una salsa similar al tuétano, una delicia.
De aquí a dormir la siesta.