Restaurante El Desván Santander, volver siempre es un placer

Hemos Comido…en El Desván. un recurso inagotable de buenos momentos, donde nuestra guisandera favorita, Mame, domina los fogones.

Domina los fogones y siempre nos sorprende con alguna novedad, en esta ocasión con un aperitivo de esquilas fritas, por supuesto adaptadas a celiacos. Una suerte de fritura enharinada con un sabor que es un espectáculo, nunca las había comido así y hacía muchísimos años que no tomaba unas esquilas. Un manjar.

Restaurante el Desvan Santander

Empezamos con un salpicón de bogavante. Ya conocido por nosotros, de ese que cuece en el momento y que sale a sala como en ningún otro sitio. Cuerpo y pinza, de todo en el plato para llevar directamente a la boca; con el clásico toque de huevo pero sin avasallar, cebolla, pimiento, aceite, sal y vinagre, no necesita más.  

Restaurante el Desvan Santander

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Seguimos con el pescado rey del Cantábrico. Esta señora los borda, no sé muy bien si a la sartén o a la plancha, pero el resultado es para enmarcar y antes de que se enfrie comérselo.

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Otra elaboración de producto cien por cien son las mollejas, a las que se les aplica calor, un poco de ajito, sal y algo de aceite. Un escándalo. 

Restaurante el Desvan Santander

Y seguimos con los escándalos, esta vez al igual que la anterior con un pedazo producto de por medio, riñones a la plancha y unas patatas más o meos paja, pero artesanas. Si es que todo en este lugar merece la pena.

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Y al final una nota con uno de los mejores RCP que conozco por los alrededores, esta vez comimos con agua, alguna vez tiene que ser así.

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Por El Mule

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