Hemos Comido…en Tira do Cordel, mi parrilla favorita de pescado, pescado vivo, marisco y una parrilla sin igual.
Abril 2017. Acercarse desde Santander a Galicia viene a ser de un poco más de cuatro horas de carretera, todo el trazado por autovía y después tomando Coruña como centro neurálgico se llega a Fisterra en tres cuartos de hora, ya que han ampliado el tramo de autopista.
Todavía me acuerdo cuando salía de Coruña hacia Santander a las dos y llegaba sobre las diez de la noche, no ha llovido ni ná desde entonces.
Reserva desde Santander, sabiendo que si no es imposible y en el momento de llegar, yo que soy madrugador, ya empezaba a estar congestionado el sitio, y el pueblo lleno, es como si todo Madrid se hubiera desplazado a Fisterra.
Atención, celiacos sin problemas, lo conocen, tienen pan y saben como tratarlo, aunque nunca está de más advertirlo. Vaquero, por cierto, yo soy Baquero.
Marisco y cava, compatible cien por cien, un Juvé y Camps 2012 Reserva de la Familia, muy en su temperatura de comsumo, para comer nos lo enfundaron en una chaqueta de frío que hizo su función perféctamente.
Aquí os dejo unas fotos de la carta, para que os hagais una idea de lo que se cuece por este local.
Este año el percebe tiene un nombre, Tira do Cordel, también es que estábamos en la mejor época del marisco, primavera, y que los percebes eran de los mejores que recuerdo, tersos, sabrosos, calientes, recién cocidos.
Al final medio kilito, que resultó justo, también podía haber caido alguno más. Después de esto no he podido comer más percebes, quizás por no entrar en el mundo de las odiosas comparaciones; tan tan buenos que el recuerdo me puede y como no sean como mínimo iguales no me van a convencer, prefiero dejar pasar un margen razonable de tiempo.
Como todos los años me encanta comprobar la trazabilidad de mi pescado en la parrilla, observarlo de principio a fin entre plato y plato, el fuego y la parrilla para mí resultan hipnóticos.
Berberechos, no hay mucho que decir, como todo lo del lugar, buenísimos.
A contiinuación nuestra cita anual con el lubrigante galego, en esta visita más pequeño de lo habitual pues este año no había mucho donde elegir, pero como en otras visitas insuperable en calidad y sabor.
Después del seguimiento en brasa y ya en la mesa, un cabracho (escarapote) para grabar a fuego en la memoria gastronómica. Vicio, esto se puede denominar vicio, pues ya lo hemos hablado en casa, duarante muchas visitas a Tira do Cordel siempre quise probar el cabracho, pero siempre surgía algo, eran grandes, eran pequeños, a unos les apetecía lubina, a otros besugo. Pero el año pasado logré por fin hincarle el diente a uno y este año repetimos. Pero el de este año estaba todavía mejor que el anterior, producto de sobresaliente y fuego, mejor imposible.
Justo antes de servirnos el cabracho vi servir al lado unas vieiras y me entró la envidia, así que de primer postre me pedí una. La verdad, no me entusiasmó, tenía un sabor la cebolla que le acompñaba que no me convenció lo más mínimo.
Para terminar tarta de queso, muy buena.
Bueno, como todos los años una nota importante pero no cara para mi entender, producto único y un servicio esmerado. Deseando volver, y ahora que no hay excusas quizás nos plantamos un sábado a comer para cenar en Santander, todo se andará.
Por El Mule