Hemos Comido, de camino hacia Baeza, en un lugar de La Mancha de cuyo nombre no puedo acordarme.
Pues sí tal y como versa en nuestra joya de la literatura española a mi me ocurre lo mismo, espero no terminar como el ingenioso hidalgo. Sé que paré en La Mancha, pero no sé donde. Mantuve una inquietante conversación con un agricultor jubilado que vendía lo que le sobraba de su huerta.
Un agricultor que en su huerta cultivaba lo que le permitía su edad y que repartía entre su famila, lo que le sobraba lo vendía a pie de autovía a los viajeros que paran en este lugar. Si hay algo que me gusta es conversar con gente que no conozco, pues habitualmente las conversaciones suelen ser muy interesantes y siempre hay alguna historia detrás. Ya lo decía mi abuelo: «Amigos hasta en el infierno y conversación hasta con el diablo, seguro que te cuenta algo interesante».
Lo interesante de esta conversación resultó ser la situanción de sequía en la que encuentra el campo de aquella zona. Este hombre me contaba que era la última vez que cultivaba pues ya no había de donde extraer agua para el riego, No se toman nigún tipo de medidas, no se mantinenen los pantanos, no se arreglan las instalaciones y se pierde tanto agua casi como el que se transporta, no se crean nuevos pantanos (está mal visto). De esta manera no sé como vamos a hacer para mantener nuestra agricultura, supongo que mirando al cielo y esperando a que llueva.
Bueno, tras esta dura reflexión que le toca vivir a los españoles que viven es estas zonas más secas que la nuestra, pasemos al condumio. El lugar goza de un rancio abolengo, tiene pinta de lugar de parada de camioneros, dispone de una brasa donde me hicieron el mejor filete de lomo que he comido en mi vida, antes de hacérmelo me preguntaron si lo queria a la brasa y por supuesto que la respuesta fue afirmativa.
Tras la lógica respuesta me sirvieron un pincho, a caballo entre pincho y bocadillo con dos gruesos trozos de lomo adobado, recién salido de la brasa, pan calentado en la misma brasa. Gozo celestial de vianda, un bocata en condiciones. Es una pena que perdiera la servilleta que guardé para recordar el nombre y la ubicación del sitio.
El sitio hay que verlo, se mantiene como los restaurantes de carretera de hace treinta años y con los mismos carteles donde se muestran las viandas elaboradas, carteles de chillones colores ahora perdidos, que más que ensalzar el aspecto de la comida, repelen.
El lugar tenía un gran comedor y una gran brasa donde me hicieron este gozoso bocata. Como decía, una pena no tenerlo localizado, pues la próxima vez que coja esta carrtera me la voy a a pasar buscando el sitio.
Autovía del Sur, 112, 45710 Madridejos, Toledo
Telefono : 925 46 04 76