La Pirula es una tasca de lo más castizo que mantiene el tipismo, un ambiente donde aún se respiraba el aire del puerto pesquero que en su día fuera nuestra ciudad y más en concreto el área del Puertochico donde esta se ubica.
Un lugar coronado por la afición de Jose Luis o Miguel al folclore de nuestra tierra en donde el primero colecciona y toca virtuosamente un instrumento muy nuestro, el rabel. Si te acercas por el día de Noche Buena, se concentran en este establecimiento todos los músicos folclóricos de la ciudad, Ufo y Chiquito, Charlie y Aura, Mariano el gaitero, Beivide, Saltabardales, Chema Puente, La Ronda La Pozona, etc. A todos los puedes ver en su auténtica salsa ese día.
Donde en ocasiones tienes la oportunidad de oír cantar a la cuadrilla de turno compuesta por una serie de tipos con edades a partir de los sesenta, con narices coloradas y notables curvas de la felicidad, pidiendo sendos blancos para aclarar la voz y arrancarse en una vieja canción marinera, para rápidamente terminarla y continuar con su peregrinaje diario tras beber de un trago su blanco y marchar a todo correr hacia la siguiente estación de su particular Via Crucis.
En estas fechas tan taurinas de nuestro calendario, fiestas de Santiago patrono de nuestra ciudad y de nuestro país, puedes observar la salida de la Peña Taurina La Pirula de este establecimiento sobre una barquilla tirada por un tractor, que recorre todo Santander hasta la Plaza de Toros. En fin, La Pirula es otro mundo.
Ya de retirada a casa con cierto gusanillo hambriento apretando, hicimos parada en este habitual de nuestros paseos gastronómicos. En la pizarra de la puerta me llamaron la atención dos cosas, las sardinas fritas, que por cierto este año todavía no he probado y las delicias de bonito.
Al final nos decidimos por las delicias, que en realidad eran una rueda de bonito a la plancha con cebollas pochada con algo de vino blanco. Estaba muy bueno y la primera vez que veía acompañar al bonito solamente de cebolla. Las veces que he tomado bonito encebollado, se pocha el bonito con la última parte del pochado de la cebolla y queda algo finísimo de sabor y muy suculento. Otra de las maneras similares a esta ración es pochar cebolla y cuando se acaba de pochar acompañarlo de unas rodajas de tomate pasadas por la sartén, esta es una de mis manera preferidas de tomar una rueda de bonito.
Bueno el bonito estaba muy bueno, jugoso, bien de punto, limpito y acompañado perfectamente de una cebolla un tanto peculiar, pero muy buena también. En resumen, nos comimos un típico bonito veraniego de lo más atípico.,