Acudir a El Pucheru a comer es saber de antemano que vas a disfrutar un montón de cocina tradicional de temporada, con cierto nivel de innovación.

Siempre sigo el mismo ritual al llegar, primero saludar a toda la familia, amigos desde hace muchos años y luego apalancarnos en la barra a disfrutar del blanco de solera de la casa y a las tapas que habitualmente acompañan. En esta ocasión sopa de ajo, estaban calentándola en la brasa de la chimenea aledaña a la barra.

Aperitivo en barra y en un rato a la mesa. Marta, que había salido de cocina a saludarnos, ya nos había adelantado las novedades y teníamos claro qué pedir.

Solo nos quedaba elegir el vino, Juvé & Camps Reserva de la familia 2018, fresquito y ya conocido que acompañó a perfección.

✅️ Nada más sentarnos nos recibieron con un aperitivo, pudin de cabracho acompañado de alioli de remolacha.

✅️ Ensalada de chicharro. Un fresco y sabroso comienzo.

✅️ Unas croquetas sin gluten, muy buenas y les iba al pelo la base que hacía que no rodaran en el plato, un poco de mantequilla.

✅️ Habíamos visto a la entrada unas trufas de verano, Marta nos había comentado que tenían disponible un plato de huevo con parmentier y coliflor asada. Una ración que en el momento de servirse se cubre con una generosa cantidad de trufa en láminas. El conjunto resulta una ración más que recomendable.

✅️ Costilla asada. Una pieza de tudanca con gran sabor carnívoro, acompañada de puré de calabaza. Gozamos un montón con esta ración nueva en la carta de El Pucheru.

✅️ De postre un dulce que nunca me pierdo en esta casa, Pavlova con arándanos.

Por El Mule

 

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