Hemos Comido …en El Marucho situado en la calle Tetuán, en esta calle se situan unos cuantos restaurantes dedicados al pescado y al marisco.
Sus especialidades son los mariscos y pescados, anteriormente fue de otros dueños y al cambiar de gerencia parece según todos los comentarios que ha bajado la calidad, yo no he notado ninguna difrerencia, quizás por que siempre pido lo mismo entre otras cosas por que son sus especialidades.
En este barrio de antiguos pescadores, ahora no debe vivir ninguno, pues que vas a pedir lo que salía del barco, también suelo bajar si no tengo ganas de cocinar, si tengo dinero y si estoy de antojo, pues me pesca cerca de casa a coger un centollo, unos mejillones, una maserita, unas nécoras, lo que se tercie que dé el presupuesto.
Esto anterior es lo que se puede pedir. Se me olvidaba, hacen una huevas en vinagreta estupendas y unas rabas también muy buenas, si no quieres sentarte en una mesa puedes comerte un centollito en la barra y tan campante. El sitio siempre ha dejado mucho que desear, pero era barato. Lo que era la leche es que subieras al minicomedor de arriba, entonces salías con todas las pestes imaginables de la cocina. Un buen sitio para tomar un vinito si es por la tarde o un medio si es de mañana, acompañado de una racioncita. Os paso a relatar una serie de comentarios recogidos por internet.
Comentarios recogidos por la red
Pequeña taberna para para tomar una raciones en la barra o comer en mesa un buen marisco o pescado. Los postres son caseros y no se pueden dejar de probar. Cocina casera y tradicional «como la de la abuela» trato familiar. El local es pequeño, sencillo y antiguo, por eso no es posible reservar. Ir con tiempo.
Este es uno de los restaurantes más conocidos de Santander, o al menos, esa es la idea que tenemos aquí, así que me parecía un poquito vergonzoso no haberme fijado nunca en él, así que el último cumpleaños de mi padre decidimos celebrarlo allí.
Lo cierto es que con la fama que tiene me esperaba algo mucho mejor. No me extraña que nunca me hubiera fijado en él y es que a simple vista parece un cuchitril, el típico bar de pueblo. Si, las sillas y las mesas me recuerdan a esa mesas medio desvencijadas de los bares de los pueblos. Te ponen un mantel de papel, como en un bar cualquiera, nada propio de un restaurante de alto copete como me imaginaba que sería, y el servicio no es nada engolado. En resumen, que estaba muy equivocada con el sitio. Es como una tasca, todo muy cercano y familiar, porque los camareros son gente normal que te toma la comanda y te sirve sin los perifollos de otros lugares más «selectos».
Pero en cuanto nos trajeron la comida descubrí el porqué de su fama: Todo estaba riquísimo, las raciones eran generosas y sabrosas, el marisco fresco… todo perfecto y de buen tamaño. No pagué yo, así que no me pareció caro, pero sinceramente, visto lo que hay por ahí, es un sitio bastante asequible considerando lo que comes claro. Especializado en marisco y pescado fresco, es normal que la cuenta sea elevada, pero hay que tener en cuenta que estás consumiendo productos caros y difíciles de cocinar. Por una ración de navajas, otra de almejas (de buen tamaño), unas rabas y unas gambas pagamos 50 euros. Ah, y dos rondas de bebidas. Claro, que tampoco pueden cobrar demasiado porque repito que el aspecto del «restaurante» (mas bien tasca) deja mucho que desear y si no fuera porque los precios son ajustados, me daría la vuelta y entraría en alguna de las marisquerías de la zona que tienen mejor pinta.
La situación de El Marucho es perfecta, muy cerca de Puerto Chico, a escasos metros de una parada de autobus, a 10 minutos de la playa o de la misma plaza del Ayuntamiento.
El restaurante cuenta con un aparcamiento bastante grande en la misma calle, pero los fines de semana por la noche os será muy difícil encontrar sitio, por lo que es recomendable acudir con tiempo o bien en transporte público.
Pequeño restaurante situado en la calle Tetuan zona de Puertochico en esta misma calle en 200 metros hay 4 todos ellos especializados en pescados y mariscos.El marucho es el mas antiguo yo tengo 40 años y siempre lo he conocido igual,tiene 2pequeños comedores con mesas de marmol y banquetas,sus paredes estan llenas de fotografias de personajes famosos que han comido o cenado en el.Como he dicho antes su especialidad son los pescados y mariscos del Cantabrico de una calidad bastante alta el trato es muy bueno dos veces que vayas y parece que llevas toda la vida visitandolo.Los platos que para mi gusto mejor preparan son la lubina,el centollo,las necoras,el bogavante y las cigalas estas al igual que las necoras a la plancha que ganan muchisimo asi que sinplemente cocidas.En su barra tambien se pueden degustar exquisitos aperitivos rabas,mejillones, almejas,caracolillos etc.La relacion precio calidad,teniendo en cunta lo que cuestan estos productos es muy buena sobre todo comparando con otros de la zona.Si os gustan los frutos de la mar y visitais Santander acercaros por alli merece la pena.
El aspecto exterior del que puede considerarse uno de los mejores restaurantes de Santander en lo que a mariscos se refiere, no deja de ser el punto más negativo del local, pues lo constituye una fachada alicatada con una puerta metálica, tapada con una cortina, y forrada con barrotes de aluminio que protegen su cristal de roturas. Un pequeño cartel verde, con el nombre del local, escasamente iluminado, cuelga de la fachada, dándole un toque de pequeña tasca de barrio a la antigua usanza.
En su interior, estéticamente hablando, nada ha cambiado en muchos años… Hay una barra bastante extensa, en la que siguen sirviendo vermouths, tintos de verano, blancos o cervezas de caña, principalmente a las personas mayores del barrio, que tienen en este lugar su punto de encuentro. Enfrente de la barra, 8 mesas típicas de casa antigua, con superficie de vaquelita y patas metálicas, cubiertas por mantel de papel, y sillas al más puro estilo de post-guerra, y al fondo, tras la barra, el secreto del éxito de este bar-restaurante, una plancha y cuatro fogones para ir cocinando, al momento, lo que los clientes demanden.
El local siempre está a rebosar de clientes. Mi última visita al mismo se produjo un jueves, a la hora de la comida, y el día era lluvioso y desagradable. Aún así, el Marucho estaba a rebosar, y habría sido imposible tener mesa (no admiten reservas) de no haber sido porque mi padre (que trabaja en la competencia) es amigo de la dueña.
El servicio del local es quizás uno de los aspectos más positivos y valorables de El Marucho. Al ser un negocio de tipo familiar y de pequeñas dimensiones, tanto el cocinero en jefe (dueño) como su mujer (la jefa de camareros) tienden a comportarse de un modo muy «campechano» y cordial, tirando a informal, con sus clientes, que provienen de muy diferentes estamentos sociales. No es difícil escuchar a la camarera ofrecer «bogavantes del país, fresquísimos, buenísimos, recién pescaítos» o decir que «acaba de hacer unas ‘cloquetas’ de bacalao que te chupas los dedos». No quedaría propio de un restaurante de cinco tenedores, pero por el ambiente que se respira en El Marucho, es perfectamente admisible.
Lo que sí es de cinco tenedores es la comida. A las clásicas gambas al ajillo o langostinos dos salsas, se unen las cigalas, langostas, cámbaros, mejillones, vieiras, ostras, nécoras, pulpos, cangrejos,… pero sobre ellos, los bogavantes, sólos a la plancha o con arroz, siempre frescos y pescados de su vivero propio en el momento, y los percebes, que lucen en el pequeño escaparate del local y que atraen inevitablemente las miradas de todo viandante que pasa por ese lado de la acera.
Es un restaurante, en definitiva, tremendamente recomendable para amantes del marisco que pasan por Santander y tienen la suerte de tropezarse con el local, que no aparece anunciado en ninguna guía, ni poste publicitario, ni cuña de radio o televisión, y que cada día consigue doblar la capacidad de su comedor sin admitir ningún tipo de reserva de mesa.
CADA VEZ QUE VENGO A SANTANDER NO PASO SIN IR AL MARUCHO. ES VERDAD QUE LA PINTA POR FUERA NO INVITA A ENTRAR,PORQUE ES DE HACE MUCHOS AÑOS, NO POR LA LIMPIEZA E HIGIENE, QUE ESTA PERFECTO.EN LO QUE SE REFIERE A LA COMIDA, EN CUANTO COMES EL PRIMER BOCADO DE LO QUE PIDAS(TODO ESTA DE MURTE) SUBES A LAS NUBES!!!!!!!!, Y EL PRECIO TOTALMENTE ASEQUIBLE A UN BOLSILLO MEDIO, TENIENDO EN CUENTA QUE LA CALIDAD ES MUY SUPERIOR AL PRECIO. EL PERSONAL NO TE SIRVE CON ELEGANTES ROPAS, PERO ESO NO IMPORTA CUANDO SIENTES QUE TE TRATAN COMO EN CASA, SOBRE TODO CON LA SUPERWOMAN QUE LLEVA TODA LA PARTE DE TRATO CON EL CLIENTE, MAITE, ES UNA MARAVILLA DE PERSONA. LA PENA QUE TENGO DE ESTE RESTAURANTE ES…….CADA VEZ QUE ME TENGO QUE IR.
El Marucho sigue como en antaño, conserva su encanto personal de aquel bar/restaurante de toda la vida, en pleno puerto chico, concretamente en Tetuán. La calidad de sus productos como toda la vida, su pescados y mariscos, tan frescos y con una pinta tan exquisita que se te van los ojos cuando te acercas a la barra. Recomiendo especialmente los percebes, están buenísimos y a un precio normal, las raciones no son escasas y se está de los más agusto. El principal problema que veo es que a la hora de ir a cenar no reservan mesas con lo cual te presentas allí, que siempre está a tope y si tienes suerte tendrás que esperar y si no la tienes tendrás que volver otro día. Mientras esperas si que pueden
desgustar en barra, todas las exquisiteces que el Cantábrico ofrece como almejas, gambas, caracolillos, mejillones y mis preferidos percebes.
Por El Mule