Hemos comido…en El Chrurrasco en Córdoba, un clásico de la zona más turística de una de las ciudades más turísticas de España.
Ya lo conocíamos de visitas anteriores y aún estando en la zona turística su oferta nunca nos ha decepcionado, teniendo una gran oferta de carnes a la brasa, entre ellas, por supuesto, el churrasco.
En 1970 Rafael Carrillo y su esposa Mari inauguraron un pequeño mesón en el barrio de la judería de Córdoba al que le pusieron de nombre ‘El Churrasco’ por su especialidad en carnes a la brasa (churrasqueadas) al carbón de encina, y que se elaboraban a la vista del público.
Crearon y popularizaron el churrasco cordobés que consiste en un solomillo de cerdo ibérico a la brasa acompañado de 2 características salsas árabes (Roja y Verde). Poco a poco, Rafael que se encargaba de atender a los clientes y Mari de la cocina, fueron convirtiendo el mesón en un restaurante con la incorporación en 1974 de un típico patio cordobés y de un comedor principal en la 1º planta del restaurante.
Se creó una carta basada en productos cordobeses y andaluces, con vinos tanto finos de la tierra como del resto de denominaciones de origen de España. Con el paso del tiempo se fueron incorporando diferentes comedores, el comedor mudéjar, el salón de la abuela, el saloncito azul, el comedor del espejo, el salón del invernadero y el comedor árabe.
El pintor Julio Romero de Torres plasmó su obsesión por la mujer morena en un cartel publicitario de la marca de este destilado, convirtiéndose en el canon estético femenino a partir de los años 30. Dos anises cordobeses de fama, La Cordobesa y Machaquito. Desde 1876, Machaquito de Rute, fama mundial que no se discute.
Después de un paseo por la tarde y tras una copiosa comida, no teníamos muchas ganas de sentarnos a cenar, pero sí de picar algo, así que nos sentamos en la barra a tomar unas tapas. Por cierto, controlaban perfectamente el apartado de gluten, habían cambiado incluso la manera de servir los cubiertos y todos los empleados estaban perfectamente aleccionados.
Estando como estábamos en la ciudad del salmorejo no pude resistirme a tomar uno, la que se tuvo que contentar con su visión fue mi acompañanate, pues aunque en el lugar conozcan perfectamente como tratar a los celiacos el salmorejo lleva pan y este era un salmorejo en toda regla, buenísimo y clásico, con huevo picado y un picadillo de jamón; bueno no, lo siguiente.
Seguimos con unos atípicods riñones de lechazo a la placha. Una delicia, cortados en láminas con su grasa y bien crujientes, sabrosos gracias a la grasa que las recubre. Como os decía, estaban deliciosos, estaba imponente hasta la grasa que quedaba como residiuo de la fritada. Yo nunca los había tomados laminados, siempre enteros, pero está claro que me ha seducido por completo la elaboración. Esta ración pudo tomarla sin ningún problema mi acompañante celiaca.
Y para terminar la ración que da nombre al lugar, el churrasco. Solomillo de ibérico a la brasa, con un punto perfecto, acompañado de un patata asada, que también resultó de nuestro completo agrado. También sin problemas de gluten.
Entramos a picotear sin ganas de cenar, pero al final las tornas cambiaron, y todo resultó muy de nuestro agrado.
La atenión fue muy profesional y como podeis comprobar el precio bastante adecuado.