El Castellano siempre ha sido conocido por su cocina tradicional. Hoy tocaba comer fuera de casa y, como de costumbre, me disponía a optar por el menú del día. Sin embargo, un cartel en la calle captó mi atención y me hizo cambiar de rumbo hacia El Castellano.

El cartel anunciaba:

  • Bocartes de Santoña
  • Puchero de cocido montañés
  • Asadurilla de lechazo

Tenía claro el menú: bocartes y asadurilla, pero a última hora cambié la asadurilla por cocido.

Los bocartes estaban exquisitos, bien rebozados, de un buen tamaño y una ración generosa. Una docena menos uno, a diferencia de otros lugares donde suelen servir y decir una docena más uno.

El cocido estaba bien, cumplía con lo esperado, aunque le faltaba un poco de reposo y algo más de consistencia. La ración también era generosa y con un buen compango.

Por El Mule

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