El Desván cocina tradicional cantabra con alma casera

Cuando se habla de cocina cantabra con raíces, hay nombres que uno guarda como pequeños tesoros. En mi caso, El Desván y su alma máter, Mamen, forman parte de esa lista. Ubicado en un entorno familiar y acogedor, este restaurante lleva años siendo un referente para quienes buscamos una cocina tradicional sin artificios, donde los sabores mandan y el cariño se nota en cada plato.

Recientemente volví con un grupo de compañeros de trabajo. Concertamos un menú por 27€, una opción más que recomendable que incluye varios entrantes fijos al centro de mesa y un segundo plato a elegir entre las opciones del día.

El Desván

Entrantes caseros que abren el apetito

La comida comenzó con una cecina aliñada con aceite de oliva virgen extra (AOVE). Producto sencillo, pero tratado con mimo, fresco y perfecto para abrir el paladar. Le siguió un pastel de cabracho de elaboración propia, muy bien conseguido, equilibrado en sabor y con buena textura, acompañado —como debe ser— de pan.

El Desván

Uno de los momentos clásicos de esta casa llegó con las croquetas caseras, que en El Desván nunca decepcionan: cremosas, sabrosas y con ese punto de fritura que respeta el relleno.

Pero si hay un plato que destaca en la sección de entrantes, esos son los caricos. Este guiso de alubias rojas, típico del norte, es tratado aquí con auténtica maestría. No exagero al decir que son los mejores que he probado. Lo he dicho siempre: Mamen es una guisandera como ya no quedan. Sus guisos tienen profundidad, sabor, equilibrio y alma.

El Desván Caricos

Segundos con identidad y producto

Para los segundos, la variedad en la mesa fue total. Dos de los comensales optaron por el bonito a la plancha, que llegó en corte de rueda pero con un grosor más que generoso y, lo más importante, en su punto: jugoso, tierno y nada seco.

El Desván bonito Plancha

En mi caso, me incliné por el taco de bonito con pisto, acompañado de unas patatas fritas caseras. Un plato completo, sabroso y bien ejecutado. La textura del pescado era perfecta y el pisto aportaba el toque vegetal necesario para redondear el conjunto.

Otros compañeros eligieron la opción más canalla: huevos fritos con chistorra, chorizo o jamón. Platos sin complicaciones pero que, cuando se hacen con buen producto y el cariño que aquí ponen, son puro disfrute. Como dijeron varios al terminar: “Esto sabía a gloria”.

Cocina tradicional cantabra con precios contenidos

Uno de los grandes valores de El Desván es su coherencia. Mantiene una línea de cocina tradicional cantabra, sin florituras innecesarias, donde cada plato cumple su papel y lo hace con calidad y honestidad. El precio es ajustado, el servicio cercano y profesional, y el ambiente invita a la conversación tranquila, al disfrute y a repetir.

Si estás buscando un restaurante donde comer en Santander cocina casera de verdad, con platos de cuchara memorables y pescado bien tratado, El Desván es una parada imprescindible. Y si eres amante del guiso, no dejes de probar sus caricos. Pocas veces una legumbre dice tanto de una cocina… y de quien la cocina.

Por El Mule

Histórico de visitas a El Desván

Etiquetas del articulo

Compartir

Categorías
Scroll al inicio