Cerca del puerto deportivo de Alcocebre se encuentra Atalaya, un restaurante de cocina moderna de mercado galardonado con una estrella Michelín. Este espacio culinario es dirigido por los jóvenes chefs Alejandra y Emanuel, quienes tras conocerse trabajando en el prestigioso restaurante Martín Berasategui, decidieron embarcarse en su propio proyecto.
Tras una reciente renovación, el restaurante se presenta como un espacio luminoso y acogedor, con paredes blancas, tonos terracota y una decoración claramente inspirada en la estética mediterránea.
Menús degustación inspirados en el mar
En Atalaya proponen tres menús degustación llamados Llaüt, Bergantín y Goleta, ordenados según su extensión (del más corto al más largo). Los nombres no son casuales: hacen referencia a embarcaciones tradicionales del Mediterráneo, ya que como ellos mismos explican, “aquí se cocina sobre todo mar”. El llaüt , por ejemplo, es una pequeña embarcación típica de las Islas Baleares.
Nosotros elegimos el menú Llaüt e incorporamos dos platos adicionales para completar la experiencia. Comenzamos con tres bocados para ir abriendo boca:
Tartar de lubina sobre una base crujiente. El pescado proviene de Aquanaria, empresa canaria reconocida por suministrar pescado fresco a restaurantes de alta cocina de todo el mundo.
Tartaleta de bacalao , macerada durante tres días en aceite de oliva y cebolla. Viene presentado en una curiosa estructura con forma de nido.
Ximo relleno de ventresca de atún rojo, macerada siete días y cubierta de tomate en polvo, sal y azúcar. Va acompañado de una salsa hecha con recortes de atún y jugo de pimientos asados, rematada con yema de huevo. Este pase se toma en una barra junto a la cocina abierta.
Los panes, elaborados con masa madre (blanco y de avena), vienen acompañados de mantequilla con hierbas aromáticas y ajo, además de un aceite de oliva virgen extra procedente de una finca cercana en Sant Mateu, cultivado con la variedad aceituna morruda , especialmente aromática.
Cocina de temporada
El primer plato fue guisantes lágrimas con cuajada hecha a partir de las vainas, junto con quisquillas curadas en agua de mar. La terminación incluye una sopa elaborada con cabezas y recortes de quisquilla y ras el hanout, dando un toque exótico muy bien integrado.
Los platos añadidos al menú fueron la cigala en tres pases: primero el cuerpo con salsa americana elaborada con Jack Daniels, luego la cabeza gratinada con salsa holandesa, y, por último, una infusión con los corales y recortes de la cigala.
El otro plato fuera del menú que añadimos fue la raya en beurre blanc, uno de los clásicos de la casa, servida con gnocchis caseros de limón y un crujiente hecho con el colágeno de la raya. Un platazo.
El arroz cremoso de la Albufera con verduras a la brasa fue el menos destacado.
Los platos principales de pescado y carne
Probamos primero el lomo de corvina, cocinado al vapor y terminado a la plancha, con una salsa parisiense y champiñones laminados. Impecable tanto en textura como en sabor.
Le siguió el cordero relleno de verduras, acompañado de puré de col y una salsa de carne con trufa y anís. Un plato contundente pero equilibrado.
Como cierre, un postre de miel Mos de Bresca y almendra marcona, seguido de dos tipos de petit fours para acompañar con el café.
Una experiencia completa y accesible para todos los paladares
La cuenta ascendió a 220€ para dos personas (110€ por comensal), incluyendo una botella de vino Les Danses (42€). Fue una buena experiencia gastronómica, donde todo fluye con precisión y profesionalidad.
Atalaya puede ser una excelente puerta de entrada al mundo de la alta cocina para quienes aún no están familiarizados con los menús de pases. Sus sabores son accesibles, sin combinaciones arriesgadas, aunque quizá no aporte demasiado al que está acostumbrado a comer en este tipo de restaurantes.
Por Abraham (@Mr_Abraham)
www.andanzasgastronomicas.com
Atalaya
Carrer del Camí de L’Atall, 1A, 12579 Alcossebre, Castelló
https://atalayarestaurante.com/