Cualquiera que lea este blog o la página de Facebook habitualmente pensará que vivo en este lugar, nada más lejos de la realidad, pero lo cierto es que me encantaría que así fuera.
A mí, como a mi pareja, una canción es siempre algo que me traslada a mi universo particular. Hay una canción que siempre me ha recordado a ella y cuando la oigo me traslada a ese universo, os voy a dejar parte de la letra;
Llevas años enredada en mis manos,
en mi pelo, en mi cabeza
Y no puedo más, no puedo más.
Deberia estar cansado de tus manos,
de tu pelo, de tus rarezas.
Pero quiero más, yo quiero más.
No puedo vivir sin ti, no hay manera,
no puedo estar sin ti, no hay manera.
Los Ronaldos, esta canción es un temazo.
Pues el día de la visita la venía tarareando en el coche y nada más aparcar continué con el tarareo y ahora cada vez que la oigo me viene a la cabeza mi mujer y Cofiño, los dos en la barra. Por cierto, un lugar de los que considero cómplices, tanto ella como yo, un sitio en el que estaríamos toda la enternidad tomando espumoso, quesos, oyendo música y charlando, apoyados en la barra. «Bares, qué lugares».
Los quesos, para qué hablar de los quesos. La oferta no es enorme, pero son quesos con bastante rotación, lo que permite que siempre estén bien. Hay incluso quesos que se los hacen a su medida, como es el caso de Gaby de Gomber, o 3 Valles; y otra de las características es su apuesta de que siempre que sea posible por el producto sea de cercanías.
A la vista queda el pan que se utiliza en este sitio, algo que te obliga a pedir algo, lo que sea, pero acompañado de pan.
También hay una buena oferta de embutido, ibéricos, longaniza, chorizo, jamón, etc…Por cierto, el jamón está para ponerle un piso. Habitualmente no suelo pedir embutidos, pero hay veces que la compañía te obliga a ello y así me ha ocurrido en más de una ocasión aquí y la ración merece la pena.
Cava, como siempre, un Grand Cuvee de Sumarroca, un vino donde se dan cita frescura y cremosidad. Aroma intenso con muchas notas afrutadas y cremosas procedentes del vino base elaborado principalmente con chardonnay, que se conjugan con notas de repostería procedentes de la larga crianza. En boca presenta muy buena estructura y cremosidad, con un final fresco y un poco seco que expresa el verdadero potencial del cava. La burbuja es en todo momento extremadamente fina.
Esta vez nos acompañó una tapa de algo que en verano me rechifla, periñaca, todo un clásico de nuestra cocina, sencillo y a la vez espectacular.
¿Quien se puede resitir a una ración así? Por cierto, era de nuestros vecinos de barra, que al parecer se entregan al mismo vicio que nosotros.
Esta vez descubrimos que tenían un gorgonzola artesano y, claro, parte de él terminó en casa. Nos gustó a todos, una pasada, y nada que ver con el industrial de siempre.
No nos quedamos más pues habíamos quedado, primero en El Remedio y después en Marisquería Adolfo, ¡que estrés!
No puedo vivir sin ti, no hay manera,
No puedo vivir sin ti, no hay manera,