Hemos Comido…en Casa Setién, nos dejó tan buen sabor de boca la experiencia de este verano que nos apetecía volver de celebración.
Abril 2017. Volvimos y repetimos gran parte del menú; ese sabor tan peculiar que deja la brasa acompaña como ningún otro a cierto tipo de elaboraciones, y eso era lo que veníamos buscando.
Tres comensales que tomamos Raventós i Blanc De la Finca, un clásico espumoso habitual entre nuestras elecciones.
Comenzaron sirviéndonos una mousse de queso lebaniego acompañado de pan apto para celiacos, ya que dos de los comensales lo eran. El pan al final resultó bastante bueno para ser de este tipo y la mousse de un agradable sabor, suave y untuosa.
Continuamos con unas almejas a la brasa. Buenas almejas, de las que van recogiendo sus jugos según se van abriendo en la brasa, después le añaden un poco de vino blanco y algo de cebollino, generando una salsa con el clásico sabor a almeja y un leve toque a blanco, diciendo a gritos úntame. Las almejas estaban buenísimas, y con ese punto lejano de sabor que deja la brasa.
Compartimos también una berenjena a la brasa rellena. La berenjena en su punto, tanto de cocción como de recogida, acompañada de algún boletus y una salsa de tomate de las buenas, complétamente artesana, recubierta de jamón. La clásica berenjena casera, pero en esta ocasión a la brasa. Nos gustó mucho.
Continuamos compartiendo unos vegetales a la brasa, todos ellos con su justo punto de cocción. Vegetales típicos de este tipo de elaboración y otros no tanto, que nos gustaron a todos los comensales: espárrago trigero, berenjena, pimiento rojo, champiñón, tomate, calabacín, etc. Buenísimos.
Para terminar un chuletón de Fleckvieh o Simmental. La raza Simmental tiene sus orígenes en la Edad Media en las montañas de Berna en Suiza, en la zona llamada precisamente Simmental (valle del río Simmen), que era conocida por su ganado. Era conocido por ser un ganado de triple propósito: leche, carne y tiro.
La carne tenía una maduracion muy adecuada, cuarenta días. Perfecta de punto. La acompañaba en plato aparte unas patatas fritas de grueso calibre, muy bien hechas y unos pimientos de Padrón.
La carne se sirvió al punto en una fuente calentada a tal efecto, resultando un espectaculo el color y el sabor de la misma. Y para rizar el rizo el toque sabroso y enriquecedor de la brasa. Quedamos encantados.
De postre unas bolas de helado artesano, más que nada para refrescar pues la comida resultó de lo más opípara.
El lugar se caracteriza por las instalaciones que todos conocemos, disfrutando del jardín en todo momento, lo que siempre resulta agradable. El personal de sala está atento sin agobiar y asesora perféctamente. El RCP me pareció muy ajustado.
Por EL Mule