Hay comidas que son mucho más que una sucesión de platos. Son encuentros, conversaciones, descubrimientos. Y eso fue exactamente lo que viví hace unos días en Santander, en una jornada que, sin proponérselo, terminó siendo un retrato fiel del momento que atraviesa la gastronomía cántabra.
La cita era con dos figuras destacadas del panorama gastronómico nacional: Cecilia Vergara, a quien tenía el gusto de conocer por primera vez, y Carmen Ordiz, autora del blog Con G de Gastronomía y una voz cada vez más influyente en el sector. Carmen venía a presentar su provocador y necesario libro: Los productos light son para gordos y las modelos tienen celulitis, una reflexión crítica sobre los mitos alimentarios y la presión estética, que tendría lugar esa misma tarde en el Club La Tenida, dentro del hotel Coliseum.
Mi intención inicial era reservar en Casa Cirana, uno de los restaurantes que más está dando que hablar en la ciudad. Pero la casualidad —o el destino— quiso que ellas ya hubieran hecho la reserva allí. Y no solo eso: aprovecharían la ocasión para entregar al restaurante la pegatina que lo acredita como parte de la prestigiosa Guía Macarfi, una publicación que selecciona los mejores restaurantes de España con un enfoque fresco y urbano.
Una comida que fue mucho más que eso
No os aburriré con una descripción detallada de cada plato —aunque bien podría hacerlo—. La comida comenzó pasadas las tres de la tarde y se alargó durante varias horas que se esfumaron entre risas, anécdotas y reflexiones. Como suele ocurrir cuando me encuentro con Carmen, el tiempo se volvió relativo.
El equipo de Casa Cirana nos preparó un menú especial que fue, sencillamente, impecable. Técnica, producto y entorno se dieron la mano en una experiencia redonda. El local, que respira serenidad en cada rincón, contribuyó a esa sensación de bienestar. Incluso la música de fondo fue tema de conversación, por lo bien elegida que estaba. Y Diego, como siempre, fue un anfitrión de primera: atento, cercano y generoso en explicaciones.
A día de hoy, no tengo dudas: Casa Cirana es lo más puntero de la oferta gastronómica de Santander.
El broche: una copa con historia
Tras la comida, aún con ganas de seguir compartiendo, decidimos cerrar el círculo con una copa. No tenía claro a dónde ir hasta que, casi por azar, vimos abierto 1941, el local de Óscar Solana, uno de los bartenders más premiados de España y, sobre todo, un anfitrión excepcional.
El ambiente era animado, con un buen número de paisanos disfrutando del inicio del fin de semana. Óscar, como es habitual en él, no tardó en unirse a la conversación. Nos habló de su trayectoria, de los productos que elabora bajo su propia marca y que comercializa en el local. Probamos varios —todos sorprendentes— y nos quedamos con ganas de más.
Por desgracia, una urgencia me obligó a despedirme antes de tiempo y no pude acompañarlas a la presentación del libro ni a la cena posterior. Pero queda pendiente para una próxima visita. Porque si algo quedó claro es que el interés por la gastronomía cántabra está más vivo que nunca.