Hemos Comido…en Marisquería Adolfo, no ha pasado ni una semana y ya estoy de vuelta, creo que con esto prácticamente lo digo todo.
Julio 2017. Hay diferentes ofertas de pescado en el mercado, en estas ofertas suele ir parejo el precio con la calidad, aunque hay veces que no, unas para bien y otras para mal. En esta visita me quedé sorprendido de la relación calidad precio del lugar; por supuesto que no es un sitio barato pues el pescado y el marisco no lo son, pero la relación calidad precio de lo que comí me pareció inmejorable.
Añadido a lo anterior, algo que en muchas ocasiones es difícil de encontrar: el respeto por el producto. Ya lo iremos viendo más adelante.
Comimos con Sumarroca 2014 Brut Reserva, acompañó perfectamente en la comida y es un antiguo conocido de la familia.
Las patatas de tapa, y que acompañan a algunas elaboraciones, siguen siendo brutales y para mí se han vuelto obligatorias en este sitio, a mi acompañante le pasó lo mismo.
Comenzamos la jornada tomando un centollo de cercanía, pescado en Comillas, o por los alrededores. Se diferencian bastante bien a la vista, peludos y cubiertos de algas, la cáscara no es tan gruesa como la de los franceses, un centollo de roca de color más intenso, uñas afiladas, y por supuesto, sabor más intenso y penetrante que el francés.
Estaba perfectamente cocido, me gustó mucho que sin decir nada lo sirvieran sin preparar, a mí me gusta tal cual, sin añadidos. Resultó estar bien lleno, la carne del cuerpo jugosa y perfecta de sal, las patas un poco menos llenas, pero igualmente buenas como el cuerpo. Para mí está en la cúpula de los mariscos, con esa carne blanca y jugosa, con perfume a verdadero mar limpio. Muy por encima de la oferta de ría está el centollo de costa, y más aún de la costa cantábrica.
Habíamos pedido unos gambones, estaban bastante bien hechos, muy en su punto, de buena calidad, buen tamaño y con el característico sabor dulzón, me gustaron. Es algo que vengo comiendo desde hace muchos años, siempre que bajo a la plaza suelo comprar una buena cantidad de ellos para hacerlos a la plancha con mucha sal; si no encuentro un langostino que me convenza tiro por este tipo de marisco.
En esta ocasión me dejó absorto, con la boca abierta, un besugo. Llevaba bastante tiempo sin probarlo, creo que la última vez fue en Tira do Cordel, un sitio nada desdeñable donde se aúna el buen hacer de la brasa y la calidad del pescado. Mi acompañante pidió besugo, pero se le hizo demasiado y me tomé una parte de él. Carne tersa, sabrosa, jugosa, fresco no, vivo. Después pregunté y resulta que era de pesca de anzuelo de cercanías y además estaba hecho a la plancha solamente acompañado de sal, no con los característicos refritos que lo que consiguen es que dé igual el pescado que comas, pues a lo único que sabe es a refrito.
Esta comida es anterior a otra sobre la que escribí, fue en Portuondo donde también tomé un besugo. Una de las razones por las que el besugo de Portuondo no me gustó nada es porque lo comparo con este. En todos los aspectos (elaboración, calidad y precio) el de restaurante Marisquería Adolfo es claro ganador.
Para terminar, unas manitas de ministro con la elaboración clásica de tomate muy característica de nuestra región. Muy buenas, pero hay que venir con manga corta para rechupetear huesos hasta decir basta, en estas se imponía el que no estuvieran libres de huesos, hay unas elaboraciones que piden sin y otras con, esta es de la que pide con y a rechupetear. Cuando se acaba con la pata se comienza con el pan a hacer barcos, hmmmm!!!!
De postre helado de manzana, buen final ácido.
Pues ahí os queda la nota, a disfrutarla.
Por El Mule