Hemos Comido…en Clandestino, era algo que estaba decidido de antemano, debido a lo que nos gustó en nuestra anterior visita.
Febrero 2019. Clandestino no es solamente un restaurante o un gastrobar, es un lugar de encuentro con gran afluencia, tanto en la barra como en el comedor,
Después de una tarde de vinos por León nos acercamos a cenar a Clandestino, nuestra primera opción en este viaje.
La carta mantiene gran parte de la que tanto nos gustó la última vez y, de hecho, repetimos alguna ración.
Yo tomé un cava, en concreto Raimat, que era el que servían por copas. Mi acompañanate continuó con albarín, que era lo que llevaba tomando toda la tarde, en concreto Pardevalles.
Comenzamos repitiendo, una ración de bacalao con morro y oreja. Todo un acierto, como la primera vez, mejor imposible.
Y terminamos con dos carnes, a cual mejores, picaña asada y vaca ahumada. Ambas de muy buena calidad, en un punto justo, tanto de maduración como de elaboración. En Clandestino apuestan por la calidad y en la carne lo dejan bien claro.
De postre, un Kinder Sorpresa. Un huevo de chocolate relleno de PetaZetas y bañado en chocolate caliente.
Como en la ocasión anterior el precio resultó muy ajustado, un buen servicio y un lugar con mucho encanto.