En las estribaciones de la Sierra de la Vida, a 283 metros de altitud, se alza una suerte de Château que aúna bodega, viñas y toneladas de ilusión puestas por los impulsores de esta iniciativa: hablamos del matrimonio formado por Araceli Bustamante y Miguel Ángel Aja.

En los 15.195 metros de viñedo (alrededor de hectárea y media) aguardaban ya los racimos pendientes de ser cosechados. Y es que esa segunda semana de octubre la uva había alcanzado el grado óptimo de maduración y ya no cabía dilatar su recogida. A ello se dedicaron durante toda la jornada un total de 35 pares de brazos. Todos reclutados entre las amistades del matrimonio, con especial mención a la Cofradía del Respigo, que pese a tener en algunos casos compromisos con la  exitosa Feria de la Cerveza durante el puente –caso del mismísimo emperador Miguel Ángel Marsella- respondieron todos a una a la llamada de sus amigos.

Quién iba a decir a los pejinos que la voz “a las diez, con tijera” se iba a escuchar referida a un destino distinto al de las conserveras de anchoa. En este caso, tan versátil herramienta fue la aliada perfecta para quienes doblaban el espinazo a pie de las 3.500 cepas de albariño y 500 de rieslin destinadas a alumbrar un vino que no ha podido empezar con mejor pie. Los expertos catadores se deshicieron en elogios en su pase de presentación, en el Hotel Bahía, junto al resto de producciones de las dos denominaciones geográficas cántabras: Tierra de la Costa de Cantabria, y Tierra de Liébana. Allí fueron varios los distribuidores que quisieron copar las 4.000 botellas de esta primera puesta de largo. Pero dicha oferta no entraba en los planes de un matrimonio que apostaba por el mercado local como lugar preferente para despachar sus botellas. Decisión que el tiempo ha confirmado como acertada. A fecha de hoy, apenas queda algún centenar pendiente de su venta, y se prevé agotar las existencias coincidiendo  con las Navidades.

Recuperar la tradición

Momento idóneo para conocer qué les llevó al feliz matrimonio a embarcarse en esta aventura. Siendo propietarios de la finca,  y una vez que el rentero que la cuidaba accedió a la jubilación, llegó el momento de plantearse qué uso darle al lugar. Contactaron con la administración regional, se informaron de los planes PRODER, y tras hacer un tanteo sobre qué tipo de cultivo era más idóneo en sus tierras, apostaron por el viñedo. Entre otras cosas porque Cantabria era, por entonces –hablamos del 2001- la única Comunidad Autónoma que carecía de vinos propios. Afortunadamente la realidad actual es bien distinta, con dos denominaciones de origen, la de Vino de la Tierra de Liébana, y la de Vino de la Tierra de la Costa de Cantabria, a la que se adscribe la bodega laredano-liendense.

Puestos manos a la obra para recuperar la histórica casona que dominaba el lugar, pensaron optimizar la iniciativa aunando la bodega con una Casa de Degustación de Productos de Calidad de Cantabria. Tendremos así un nuevo atractivo digno de ser visitado, donde se podrá consumir una botella de vino y acompañarla de quesos, anchoas, bonitos y demás delicias de la rica despensa de la tierruca.

Las instalaciones, en avanzado estado de ejecución, ya han acogido actividades tan sugerentes como una cata de champagne promovida por Umami. Aunque la última actividad gastronómica que recuerdan sus paredes fue la animada comida de los 35 vendimiadores. Capítulo en el que merece ser glosado el esfuerzo de una incombustible Dioni “La Cañina” que no dejó patatas, calderos y pucheros desde primera hora de la mañana hasta conseguir que sus agasajados huéspedes se chuparan los dedos.

Leer Fuente Original de Laredu Lin

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La Uva

Albariño

albarinoUva autóctona de Galicia, de grano pequeño, muy dulce y glicérico, que da lugar a vinos de gran calidad. Es de brote temprano, maduración media y escaso rendimiento. Crece bien en terrenos arenosos con buen drenaje y ligeramente ácidos, aunque se adapta bien a suelos mas sólidos, siempre que sean frescos y poco húmedos. Tradicionalmente se cultiva en emparrado. Su aportación a las mezclas en el vino Ribeiro se traduce en expresiones aromáticas intensas y potentes, de connotaciones florales de gran originalidad y personalidad, así como en una importante contribución a la robustez de la estructura y a la persistencia en el postgusto, que resulta larga y muy satisfactoria. Sus vinos son de color amarillo verdoso, extraordinariamente aromáticos (florales y frutales cuando jóvenes y matices de fruta madura al evolucionar). Son vinos equilibrados y de buen paladar, untuosos pero con acidez suficiente para ser vivos y sabrosos.

Cuenta una leyenda que la uva albariño fue introducida en Galicia por los monjes cistercienses, allá por el Siglo XII, en su peregrinar a través del camino de Santiago. La cepa rápidamente se aclimató a las características climáticas y edafológicas gallegas. Allí reina como soberana sobre el resto de variedades blancas, treixadura, loureiro y godello principalmente, colocándose sólo un peldaño por debajo de las todopoderosas chardonnay y riesling internacionales. El albariño (el vino), con permiso del cava, es el blanco español más famoso fuera de nuestras fronteras.

La Albariño se presenta en racimos de grano menudo. Es una uva de brotación precoz y tardía maduración, lo que conlleva un largo ciclo vegetativo. El cultivo de la vid se suele elevar del suelo con la intención de facilitar el acceso de la luz solar y separar el cultivo de la humedad del suelo, lo que podría acarrear frecuentes infecciones.

Aunque lleva siglos plenamente adaptada al clima y suelo gallego (especialmente al pontevedrés, donde ejerce pleno monopolio) el prestigio de la albariño es relativamente reciente. Coincidiendo con un mayor esfuerzo viticultor y una mejora en las técnicas de vinificación, la popularidad de la albariño repunta en la década de los 70 y se dispara en los años 80 del siglo pasado.

La uva albariño transformada en vino se caracteriza por tener un color amarillo pálido e ir a menudo acompañado de sugerentes irisaciones averdosadas. Suelen ser vinos límpidos e irradian un atractivo brillo que los hace especialmente estimulantes.

En nariz se presentan de manera intensa, con compleja y variada carga aromática donde destacan los aromas frutales (fruta blanca, cítricos, manzana, albaricoque…) florales (jazmín, flores blancas…) herbáceos (hinojo, hierba fresca, paja seca…), balsámicos y especiados.

Pero es en boca donde el albariño se muestra rotundo y compacto, haciendo gala de un superlativo equilibrio entre alcohol y acidez que lo hace especialmente agradable, todo arropado con un tacto glicérico y sabroso que desemboca en una sensación aterciopelada aunque fresca y con amplitud de matices, ideal para acompañar la marinera gastronomía regional.

El Entorno

En un entorno privilegiado sobre la costa de Laredo y orientado al Valle de Liendo, a caballo entre las dos poblaciones se encuentran los viñedos de este Falcon Crest pejino, en este mágico entorno rodeado de buitres, cabras, mar y montaña, nace este vino fresco, ágil y con un delicioso aroma frutal, elaborado con mimo a partir de las selectas uvas de Albariño.

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La Plantacion, La Bodega y el Centro de Interpretacion y Cata

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