Hemos Comido…en Tudela, en el rey de la verdura navarra, en Treintaitrés, a la vuelta de Barcelona coincidió la hora y el lugar, excelente coincidencia.
Octubre 2017. Volviendo de Barcelona, llegaba a una hora muy justa, pregunté para comer en Maher en Cintruénigo, pero no me reservaron por que a la hora que tenía prevista la llegada ya estaba cerrada la cocina; así que pregunté en Treintaitrés y aquí me dijeron que sí, así que no lo dudé dos veces, sabiendo además que tiene un parking pegado a la puerta.
La última vez que estuve tomé el menú desgustación de verduras, así que no quería repetir, dudé entre carta o algún otro menú, al final opté por el menú Bussines.
A la vista de la bodega siempre te quedas con ganas de ir un poco más allá de la copita que puedes permitirte para no dar positivo en un posible control de alcoholemia, pero como casi siempre pudo más el sentido común y me limité a tomar una sola copa.
Una copa de Gran Feudo Chivité, un rosado elaborado en su mayoría con uvas de la variedad Garnacha complementado con Tempranillo y Merlot. En boca es fresco con acidez equilibrada, suave un perfecto companero de comida para unas verduras.
Primera elaboración del menú: espárragos verdes con mahonesa de aceitunas verdes con anchoas. Ligero toque de plancha y una mayonesa que destacaba por encima de los vegetales aportando un grato sabor. Me sedujo totalmente este primero.
Láminas de patata confitadas en aceite de codillo de jamón con tallos de borrajas y sus cremitas. Esta segunda elaboración ya la conocía, pero resultó a mi entender la más sobresaliente de las elaboraciones de verduras, jugosa, cargada de sabor, ligero regusto a jamón, textura de patata confitada. De diez.
Ravioli de puerro estofado en aceite de gambas en salsa al cava. También lo conocicia y la verdad es que en pocas ocasiones me ha sorprendido un ravioli, siempre tienen más nombre que sabor, este estaba bueno pero no es algo de lo que volvería a repetir.
Bacalao ajoarriero ligado con sus pieles. El bacalao estaba como pocas veces lo he probado en este formato, mi preferido, al ajoarriero, con el sabor a pimiento que caracteriza a la elaboración, un bacalao desmigado y cocinado lo mínimo.
El origen de este plato no está realmente claro, pero por la denominación de ajoarriero, podemos pensar que se trata de una receta asociada a los arrieros, los transportistas tradicionales de España. Estos viajeros, transportaban mercancías desde las costas al interior. Portaban consigo sus propios alimentos, y en esto, el bacalao en salazón era una buena forma de llevar un alimento por las tierras del interior.
El bacalao fue todo un hallazgo, algo que queda asignado como segundo plato fijo en este magnífico restaurante de Tudela.
Torrija con helado de vainilla al bourbon. Un delicioso final para una comida de escándalo, como es habitual en este sitio, servicio esmerado, buen producto de tope de gama y un RCP muy ajustado.