Hemos Comido…en Trasvía un lugar muy poco conocido, tradicional y de los decanos de nuestra región; que lleva funcionando más de cincuenta años, donde podemos disfrutar como en ningún otro sitio de los frutos del otoño, las setas.
Su apuesta por la cocina tradicional, de calidad de producto, le convierte en uno de esos lugares que no sabes si compartir. Cita ineludible de todos los aficionados de la cocina micológica, con una calidad y variedad que no conozco en ningún otro lugar. El Mule quiso confirmar en directo que Trasvía es un templo de la gastronomía local y se desplazó hasta Torrelavega para confirmarlo.
María, dueña, cocinera y auténtico nervio del lugar me atendió. La realidad es que fue una auténtica liada pues me presente sin avisar y normalmente si ocurre esto no suelen servir, pero en esta ocasión accedió. Tras sentarme yo se sentó más gente, ya lo siento por haberle complicado el día.
Nada más entrar te encuentras con la barra del bar, una barra bien surtida de tapas de las que tira todo el personal que se está tomando un vino.
La carta es bastante amplia en lo referente a setas y más aun en esta epoca. Tras una vistazo a la carta me decidí por dos platos, del primero no había, así que me dejé llevar por el consejo de María; me había decidido por unas lapiotas rellenas de bacalao, pero parece ser que no tenia bacalao desalado para poder prepararlo.
Antes de nada decir que yo no tengo ni idea se setas y así se lo dije a María y que todo lo que ella me acalarara se lo agradecería.
Para beber un Añares crianza, el mismo que sirven en la barra, pues tomé copas sueltas y el vino acompañaba perfectamente. Un vino que en boca es carnoso y bien estructurado con un final largo y matizado.
Valga hacer referencia, pues me llamó bastante la atencion lo cuidado de la vajilla y de la mantelería compuesta por mantel y cubre, este último de muy buena apariencia.
Mientras esperaba me sirvieron un aperitivo de bienvenida consistente en unas croquetas de boletus edulis, algo espectacular, un sabor increible a hongo, y una bechamel finísima. Yo no soy muy de fritos, pero puedo asegurar que hacia muchísimo que no tomaba algo tan fino, riquísimo y exquisito.
Y comenzamos con el primer plato recomendación de la casa, un revuelto de trompetas de los muertos (Craterellus cornucopioides). Algo sublime de sabor muy bien conjugado, con el huevo justo y acompañado de un poco de cebolla y ajo; sin intermediaciones como jamón u otros añadidos que suelen incluir en estos revueltos. Una explosión de sabor a hongo exquisito, algo recomendabilísimo y hecho con una maestría increible donde impera el sabor de las Craterellus cornucopioides o sea el producto. Algo muy recomendable.
De segundo el plato el que yo había elejido y que también me recomendó María, carrilleras de ibérico con boletus edulis y arroz basmati. Sublime, sabroso y todos los adjetivos que se os puedan ocurrir para alabar este guiso, estaba bueno hasta el arroz blanco, esta claro con esa salsa no hay que se resista. Algo increible.
Y para completar un poste también micológico: queso de nata originario de Guriezo con Trompetas amarillas (Cantharellus lutescens) piñones y agridulce. Tambien recomendable, algo distinto.
El lugar merece la pena aunque solo sea por departir un rato con María, según ella la abuela, pero una persona con una vitalidad envidiable. Yo le he visto montar, servir, atender y guisar ella sola para tres mesas. En lo referente a las setas solo conozco otro lugar en España que se le acerque a lo lejos, en concreto en Soria, la Real Cabaña de Carreteros, pero con mucho menos variedad. Las raciones muy generosas. El producto de lo mejor que conozco. Y el precio muy bueno.