Hemos Comido…en Cienvinos, un restaurante que no pisaba ya ni me acuerdo hace cuanto.
Un lugar del que tenía buen recuerdo, ya que la última vez que estuve me dejó una grata impresión. Hoy, pasado el tiempo, no tiene nada que ver con la antigua dirección, pero el local conserva el nombre.
Desfilaron antes de decidirme algunas elaboraciones, de las que te hacen dudar si tomar menú o carta. Al final me decidí por la carta, pero el menú merecía la pena, de hecho la mayoría de los presentes estaban disfrutando de él.
Los chipirones estaban muy buenos, no eran chipirónes de guadañeta pero estaban cocinados a las mil maravillas. Las patatas que les acompañaban estaban perfectas, confitadas y con un ligero final crujiente. Venían con un pesto o similar muy bien pensado como acompañante, ligero y sin grandes injerencias en el sabor final; suave también un ali olí, a parte por si te apetece, que apeteció. Aquí todo acompaña, pero nada enmascara al actor principal.
Costilla de cerdo deshuesada y asada a baja temperatura. Está que se deshace y tiene un toque superficial crujiente, viene con una cama de vegetales a la plancha, pimientos, batata y berenjena; un elaborado de gran influencia mexicana y asiática, fusión que diría más de uno. Una rica salsa de curri y algo de barbacoa (demasiado subida de sabor), pero gustosas las dos. Han dado en el clavo con esta ración, muy resultona y sabrosa.
De postre un clásico de casa de mi madre, pudín de manzana y ciruela pasa. Muy buen recuerdo y muy buen postre
En todos los platos me he encontrado con cierto toque fusión, elaboraciones clásicas con ciertas licencias.
Un buen RCP para un lugar que cuando se pueda acceder al interior tendré que volver, ya que se han quedado muchas elaboraciones en la palestra que me han llamando la atención.