Hemos Comido…en Chema, en el mismo centro de Torrelavega, una de la mayores y mejores ofertas de banderillas y encurtidos que conozco.
Encurtido es el nombre que se da a los alimentos que han sido sumergidos (marinados) en una solución de sal, y que fermenta por sí solo o con la ayuda de un microorganismo como el Lactobacillus plantarum, el cual baja el pH y aumenta la acidez del mismo con el objeto de poder extender su conservación. La característica que permite la conservación es el medio ácido del vinagre que posee un pH menor que 4,6 y es suficiente para matar la mayor parte de las bacterias. El encurtido permite conservar los alimentos durante meses. Se suele añadir a la marinada hierbas y sustancias antimicrobianas, tales como la mostaza, el ajo, la canela o los clavos, etc.
Las banderillas son una tapa servida en algunos bares españoles que consiste en unos encurtidos: pepinillos, aceitunas, cebollitas y una guindilla, etc, insertados en un palillo largo como en una brocheta. La característica de la banderilla es su mezcla en el sabor ácido del encurtido y el ligeramente picante de la guindilla.
Se pueden elaborar con los ingredientes encurtidos por separado, que se insertan en el palillo a modo de brocheta como si de una banderilla de torero se tratase. Se trata de una preparación habitual en las tabernas, bares y celebraciones populares que se toma en una ración de dos banderillas por comensal, generalmente servidas en un plato. No es aconsejable tomar esta tapa acompañada de vino, ya que el vinagre de los encurtidos estropea su sabor.
José María Gutierrez “CHEMARO”, es sin duda alguna uno de los personajes más singulares y queridos de Torrelavega. Ha estado más de 50 años detrás de la barra de uno de los bares emblematicos de la ciudad del Besaya, el Chema, ya jubilado, sigue ejerciendo como “maestro de ceremonias” en ese establecimiento. Chemaro, un apodo impuesto desde muy pequeño para diferenciarlo de su padre.
El bar se abre el 14 de agosto de 1944. Lo abre el padre de Chemaro, habían regentado otro bar, “La Bomba” que abrió el 14 de septiembre de 1929 y que regentó hasta el 44, año en que abrió el actual Chema, que ya era bar y estaba cerrado. Antes de llamarse bar Chema, se llamaba “14 de abril”, un nombre relacionado con la república, con lo cual se cerró despues de la guerra civil y se hizo una reforma que duró más de un año.
Uno de los atractivos de esta bodega son las banderillas, fresquitas, recién hechas y de diferentes ingredientes. El Chema era un habitual de nuestro recorrido torrelaveguense cuando nos acercábamos a tomar unas manzanillas, hasta que era la hora de ir a Suances al Pata Palo.
No volví a frecuentar este lugar hasta la semana pasada que pase junto a él y me acordé de repente. Sigue igual que siempre, como no podía ser de otra manera. Me tomé unas cuantas banderillas acompañadas de una cervecita mientras hacía tiempo.
Lo habitual del Chema, es encontrarlo lleno hasta la bandera, por lo que los metros de acera que quedan justo delante de la puerta. Rstán siempre abarrotados de gente tomando sus blanquitos de solera acompañados de las banderillas, las cuales empezaron siendo de aceituna con guindilla, pimiento y anchoa, y ahora abarcan una amplia variedad que va desde las de pulpo, mejillones, boquerón a las de gambas con huevo de codorniz.
Es otro de los pocos que van quedando en los que podemos tomar un blanco de solera, algo tan íntimamente cántabro.
Julián Ceballos 21 39300 Torrelavega 942883055
Por El Mule