Hemos Comido…en Valencia, yo viví en Valencia una temporada.
Enero 2017. No estuve mucho tiempo, unos seis meses, vivíamos en el barco en el que mi padre trabajaba, o sea que todo la actividad fluía en torno al muelle, el barco llebava agua por toda la costa de Levante hacia el norte llegando hasta Port Lligat. Cada vez que me acerco por la ciudad del Turia no reconozco nada de ella, a no ser edificios del centro.
Continuando con la tradición de «caer de pie» como comentaba en el artículo sobre Chuanet, aquí también caí por casualidad, se encontraba cerca del hotel donde me alojaba. Había visto que tenian en la carta angus y se me antojó cenar un entrecote o similar.
Pero al ver la carta el angus pasó a un segundo lugar. La carta resultó de lo más atrayente, con una gran variedad de eleboraciones, todas y cada una de lo más peculiar, con el denominador común de una cocina de mercado con cierto toque de vanguardia.
Entré nada más abrir las puertas, pues llevaba toda la tarde buscando un bar donde tomar una caña y el que no era un bar regentado por chinos lo era por turcos, hindús o por cualesquiera tipo de lugares en los que no me apetecía un pimiento estar, estaba buscando un bar valenciano, donde todavía saben lo que es una pataqueta, all i pebre, esgarret, sardina anchoada, tonyina en casasola o una sepia amb ceba. Tras unas cuantas vueltas di con uno, me tomé la cerveza y seguí el periplo. Por último me acerqué a cenar a este lugar al que le había echado el ojo.
Mientras esperaba me sirvieron unos aperitivos y al rato empezó a desfilar gente hasta completar prácticamante los dos comedores. Aquí sí que me ofertaron una copa de cava que acepté muy agradecido y que me acompañó durante la cena, junto a la cerveza que abría la noche.
Comencé con una sardina con queso. Una sardina tersa y sabrosa, similar a la sardina anchoada típica de la región, acompañada de queso de cabra, algo frío para mi gusto, unas esferificaciones y caviar, y unos pimientos asados con un sabor estupendo. Una elaboración de lujo, con el único pero de la temperatura de cámara del queso.
Continué con un sashimi de lubina salvaje del día. Esta es una de las pocas veces que me he encontrado un corte de pescado crudo como a mi me gusta, corte generoso de grosor y de tamaño, sabor certero a mar y frescura total, una cebolla roja amortiguada y una cama de zanahoria. La ración resultó muy generosa, un sashimi brutal.
Ya pensaba en retirarme cuando vi pasar algo que me llamo la atención y lo pedí, no me equivocaba resultó una sorpresa de las buenas, algo similar a un canelón de pasta con la que se hacen las empanadillas, que esconde unos dados de panceta con chimichurri y se acompaña de una col semifermentada. La bomba, no me arrepentí de haber estado esperando un rato a su elaboración, de paso me dio tiempo a seguir degustando el cava. Buenísima.
De fin de noche un hojaldre con chocolate, una composición un tanto diferente a las habituales, muy buena y simple.
Bueno, una nota interesante pero con un precio muy bueno, para ser el centro de Valencia y la cenorra que me pegué creo que el precio es justo.
l’Albereda 38 46023 València 963375237