Hemos Comido…en Alamar, un lugar que cada día me gusta más, está centrado en un tipo de comida y lo hace bien de verdad.
De entrada el lugar me gusta, con una barra donde disfrutar de un vino y unas raciones, y una hermosa terraza cerrada. El comedor es también un apartado a tener en cuenta y que a mí me gusta bastante, con un bonito aspecto marinero, envuelto de cierta oscuridad a expepción del foco que ilumina cada mesa, un aspecto muy tabernario.
En la barra estuve con un amigo que me encontré, con quien disfruté de un cava fresco en un día fresco, pero con el fin de semana a la vista la climatología es lo de menos.
Como os decía, se centra en una cocina marinera, y no hay nada más marinero que un bocarte. Siempre he dicho que es el pescado por definición del Cantábrico, el más representativo. Llevaba toda la semana oyendo que la costera de la sarda traía consigo en las redes bastante bocarte. Toooda la semana con los dientes largos pensando en este pescado. Lo primero que hice al llegar fue preguntar por él, la respuesta fue afirmativa, lo que indica que aquí la compra es de mercado y como tal los bocartes se lucieron. No ocurre lo mismo con el tomate, pero para milagros acérquense a Lourdes, el tomate bueno es de verano y cuanto más a finales mejor. Los bocartes estaban en su punto y la ración era generosa, para comer enteros fritos con espina, todo un manjar
Arroz con cachón en su tinta. Bruto, fiero, tal cual es, una delicia también de temporada, de cuando se acerca a nuestra bahía. Un arroz que no es para pusilánimes, sabor a raudales.
La tarta también resultó un buen final, tarta de queso al horno, otra versión diferente, muy buena.
Y aquí os dejo el precio. El cachón era guiso del día. La comida, una de las que más he disfrutado últimamente, cocina marinera de verdad, de cercanía, de temporada y del Cantábrico.
El grito mañanero de «a la mar» se impone por la zona, el grito para ir a pescar se escucha en la zona de pesca por excelencia de la ciudad, el Sardinero