Hemos Comido…en Suesa, en Pan de Cuco; un nuevo proyecto de Carlos Crespo, con Alex Ortiz en la cocina, lo que resulta un aliciente más.
Julio 2018. El restaurante antes albergaba El Madroñal, un lugar al que solía acercarme habitualmente. Nos acercamos a la hora del almuerzo a comprobar de primera mano qué novedades incorporaba a la zona, con bastante oferta hostelera por los alrededores pero nada similar a este.
Tomando el blanco coincidimos con casi todos los Gándara, que andaban de incursión mañanera por los alrededores de sus dominios.
Han elaborado, en torno a un caserón, un espacio abierto enfocado por zonas a diferentes maneras de disfrutar la gastronomía. A la entrada dispone de una terraza donde tomar algún picoteo y un blanco mañanero o copa de tarde, más enfocado a cliente pasajero. Una vez dentro del edifico te encuentras con dos comedores, uno en el propio edificio y otro en una terraza donde hay un pequeño huerto con tomateras y unos canalones que la bordean con una curiosa plantación de lechugas.
La carta no es muy extensa y está enfocada compartir, con un apartado de ostras y otro dedicado a las anchoas, de Conservas Catalina.
Comenzamos con una ensalada de tomate y bonito de Cantabria. Simple y deliciosa, lascas de bonito acompañando a un tomate bien maduro sin pasarse, con una cebolleta ligera, piparra y un toque de aceite. Uno de los clásicos comienzos de comida de cualquier hogar cántabro en verano, todo un aliciente a seguir descubriendo el lugar.
Continuamos con un veraniego bonito semicurado a la sal con tomate, alga wakame y wasabi. Una ración en la que destaca el bonito mano a mano con el tomate, me gustó mucho el acompañamiento del wasabi, el alga no me decía nada en esta elaboración, pero la ración y la frescura del conjunto hacen del plato uno de los entrantes indispensables del lugar en época estival.
Me tomé un Brioche-Adillo de rabo estofado foie y encurtidos. Está claro que el relleno no deja indiferente, jugoso, de gran sabor y con un toque de vinagre procedente del encurtido. La cobertura fue lo que menos me llamó la atención por su carácter dulzón, pero así todo resulta un bocadillo gratamente sorprendente.
Otra de las raciones, gamba roja con salmorejo. La clásica sopa fría cordobesa acompañada de gambas a la sal, una gamba muy similar a la que sirven en El Riojano y de la que soy un declarado adepto.
Continuando en la línea cántabra, cachón en su tinta. Toda una declaración de principios que define donde nos encontramos, en el entorno de la bahía a pocos metros de la ría de Cubas, desembocadura del Miera, uno de los ríos que muere en la bahía de Santander, zona cachonera. Esta elaboración es ligera, sin la habitual cargazón de tinta, pues estaba suavizada, un cachón que se deshace en la boca. Explosión conjunta de sabor del cefalópodo y su tinta que lo acompaña.
Para finalizar, y fuera del circuito cántabro, secreto de cerdo ibérico y chimichurri de sus verduras. Acompañado de unas buenas patatas fritass servidas a parte en un cuenco, y unos pimientos. Una ración que nos encantó, por el corte de la carne, el punto y sobre todo el sabor.
En los postres cada uno tomamos uno diferente. Yo tomé tiramisú, otro de los comensales tomó el mejor flan del mundo y el tercero chocolate con aceite y sal. Este último fue la novedad y realmente nos encantó, una mezcla de sabores alucinante.
La visita merece la pena, un muy buen RCP y un lugar atípico en la zona, con una clara vocación cántabra de calidad, reflejo de su hermano mayor El Riojano.
Calle Calabazas 17 39150 Suesa, Cantabria 942504028
Por El Mule