Hemos Comido…en El Galeón, el último servicio de Agustín, yo espero que no sea un adios si no un hasta pronto.
Como muchos sabreis Agustín deja atrás casi treinta años en El Galeón de Somo, un refugio de tragaldabas impenitentes y de comedores de pescados y mariscos de la mejor calidad; también el único restaurante certificado como apto para celiacos de Cantabria.
Como había que celebrarlo qué mejor vino para ello que un Pol Roger Reserva. Es un champagne que la propia casa denomina «para toda ocasión». Fino y elegante, en él se demuestra toda la experiencia de los maestros de la casa para reproducir cada año un estilo propio. Como curiosidad, fue uno de los vinos servidos en el enlace de los duques de Sussex el 19 de mayo de 2018 en Windsor.
Pol Roger se distingue por ser la marca que históricamente más ha gustado a los británicos. Y no solo porque sir Winston Churchill fuera su mejor cliente, también porque a día de hoy una buena parte de los ingleses prefieren este champagne.
Fuimos tres comensales, uno de ellos celiaco, que dice adios a las famosas croquetas hechas libres de gluten de Agustín, una croqueta que poco tienen que envidiar las tradicionales.
Otro de los entrantes a compartir, el tipico y por mi parte predilecto salpicón, de langostino, gambón y rape, aliñado con un aceite que parecía hecho para acompañarle, unos tomates, pimiento y cebolla. Ración tamaño Agustín, de los mejores que recuerdo, los tres comensales lo comentamos y coincidimos.
Otro de los grandes de la casa, y que no podía faltar en la despedida, son los judiones con centollo, que también compertimos los tres comensales y de los que sobró un tuper. Esta es una de las elaboraciones que más voy a echar en falta, ya que es un guiso que siempre me ha encantado, algo que contagié a mi hija, que cada vez que tenía ocasión lo pedía.
A estas alturas estábamos más que servidos, pero habíampos encargado un machote a la plancha, para decir adios a una de las planchas más magistrales que he conocido y por donde han desfilado los mejores pescados y mariscos que se os curran, ya que durante años ha sido la tónica general del lugar, el mejor producto y en cantidad.
El machote estaba tal y como lo esperábamos, perfecto de punto y fresco es poco decir, vivito.
Otras de las que me despido, sus trufas: cacao, mantequilla, licor de jenjibre y meremelada de naranja amarga, una pasada y tampoco su tamaño deja indiferente, mejor en dos bocados que en uno.
Como adelentaba, espero que sea un hasta luego y no un adios.