Hemos Comido…en la calle Cisneros en el restaurante Manil, un nuevo y exquisito descubrimiento.
Junio 2013. Conocí Manil a raiz del XI Quincena del Pincho de Cantabria (10º Concurso Regional de Pinchos), me llamó la atención el sitio, muy cuidado, una barra que invita a tomar un pincho, un comedor privado de lo más íntimo, una terraza bien dotada y las personas que me atendieron encantadoras y amables.
De los tres pinchos que tomé, la degustación, y cuya foto saqué con un tablet (infame, así que prefiero no ponerla), me llamó poderosamente la atención Fiesta Nacional: tomate relleno de risotto de rabo de toro. Muy bueno, tiene una salsa en la base que conjuga con el tomate y el relleno a las mil maravillas. El relleno podría dar lugar a pensar que tiene textura granular debido al arroz, pues no, es de lo más sabroso y “gelatinoso” por lo que es difícil de diferenciar las texturas del rabo y del arroz, creando un sabor y una textura homogénea. Me gustó muchísimo. Después me enteré que estuvo nominado a mejor pincho en el concurso.
Miles de hojas. Es una chapata recién horneada, pimientos del piquillo, cebolla caramelizada, lascas de bacalao, gulas y mahonesa de aceituna negra y trufa. El pincho estaba bastante bueno, el pan correcto, el bacalao y todo lo demás muy bueno. Hacían un buen conjunto, pero como en muchos otros pinchos de esta Quincena, no es posible comerle con las manos, hace falta unos cubiertos y bastante pericia para no pringarte.
Marequipo. Chapata horneada, chipirón relleno de langostinos, hongos cebolla y reducción de Martini blanco, con espinacas y ali oli, con un velo de jamón ibérico de bellota. Este fue para mí el descubrimiento del sitio junto con el primero, quizás se deba a mi debilidad por el ali oli, pero el conjunto me resultó una delicia, de igual manera que el segundo de los pinchos difícil de comer sin cubiertos.
Después de haber probado estos pinchos me quedé con ganas de volver y me enteré por un compañero de trabajo, vecino y amigo de los dueños, que hacen un arroz con bogabante como en ningún otro sitio y que él lo tiene por el mejor que ha probado. Suele parar por el restaurante y me comenta que es de los que más le gustan en todos los apectos. Preparan unas copas premiun excepcionales, cocinan como nadie, utilizan siempre ingredientes de primera calidad, está bien de precio y goza de una merecida fama en la zona.
Comimos en el salón privado, que tiene una capacidad máxima de veinte comensales. Ya veníamos con un arroz encargado, pero así todo revisamos la carta y terminamos por pedir unas almejas a la marinera que fue con lo que comenzamos. Unas almejas de generoso tamaño y recién pescadas en Pedreña. Generosas de salsa marinera para untar y reuntar, que fue lo que hicimos los comensales. A todo esto, éramos seis.
Este restaurante está especilizado en menús de diferentes precios, raciones, cazuelas y arroces. Tiene una buena carta de vinos donde podemos escoger entre los más representativos de nuestro país. Para esta comida tomamos un Luis Cañas crianza del 2008.
Un vino con un intenso color cereza picota con ribetes amoratados, aroma a fruta negra y roja y tostados que aportan la madera dan calidez al vino. Paso sabroso, aterciopelado, suave. La fruta y las notas cremosas de las maderas bien integradas. Acidez muy equilibrada. Final persistente con recuerdos balsámicos.
Sin lugar a dudas el mejor arroz con oyocántaro que he comido en mi vida. El arroz estaba en su punto y con un marcado sabor a este crustáceo tan característico de nuestras costas. Este arroz estaba impregnado del sabor a oyocántaro y aunque parezca imposible el crustáceo estaba muy bien de punto, no muy hecho como suele ser lo habitual. El arroz incluía también lasgostinos, un buen fondo se verduras y algunas almejas similares a las de la ración del comienzo.
Tomamos dos platos, el primero con medio oyocantaro y una buena ración de arroz con los demás acompañantes de la paella. Y un segundo plato con las bocas y más arroz. A mi, la verdad, si el arroz está tan sabroso y ha recogido el sabor de los integrantes de la paella, prefiero mil veces el arroz, como era el caso.
De postre una tarta de queso al horno especialidad de la casa, y muy buena por cierto, diferente a la mayoría de las tartas de queso habituales.
Resumiendo, es de estos sitios de los que te da pena irte, pues has comido tan bien que volverías a empezar, esta claro que en breve cae otro de estos arroces que le dan fama al lugar.
A por cierto al ser producto del dia todo lo ofertado en la carta de menus excepto las raciones de picar es por encargo, el comedor solo se utiliza en caso de encargar alguna comida o cena.
Cisneros 96-A Bajo 39007 Santander 942370471