Hemos Comido…en La Posada del Mar, una asignatura pendiente desde hace bastante tiempo.
Diciembre 2013. La Posada del Mar siempre ha sido una apuesta segura, sabes que la comida no va a fallar, un lugar tradicional de comida marinera.
Nada más llegar y junto a la entrada puedes observar cómo se cocina en directo, o admirar los expositores con los pescados que ofertan ese día, los expositores es algo que a mí me suele decir mucho sobre lo que puedes esperar de la comida.
En esta ocasión estaban preparando para servir algo cada vez es más difícil de encontrar, unas cuantas raciones de angulas. Un producto muy tradicional de nuestra cocina, pero que va desapareciendo por escasez y precio.
Esta última comida fue de empresa, unos treinta comensales, se celebró en el comedor que hay junto a la entrada y que prácticamente llenamos, era la celebración de Navidad.
Comenzamos con una cecina excepcional, de las mejores que he probado últimamente, jugosa y con el calibre justo, acompañada de cierto toque de aceite de oliva virgen que maridaba a la perfección con el embutido de vacuno.
Comimos con un blanco Viore de Rueda y un Rioja tinto David Moreno crianza de 2008.
El blanco color amarillo pálido con tonos verdosos, de gran limpidez y brillantes. Intenso en nariz, con aromas frutales, flor blanca e hinojo. En boca es equilibrado, redondo, sabroso y fresco, con un final con un pequeño toque amargo propio del verdejo y agradable.
El rioja David Moreno crianza de 2008 de color granate con ribete cereza de intensidad media, aroma de frutas del bosque y alguna nota de vainilla. la fruta toma protagonismo aportando frescura, con un final persistente.
Una excepcional y sorprendente tempura de verduras, digo sorprendente sobre todo por el lugar, no me esperaba yo tomar una tempura en La Posada. La tempura venía acompañada de cuatro salsas, un mojo buenísimo, una mostaza a la antigua, ali oli y una mayonesa de wasabi. Las cuatro salsas buenísimas y excelentes acompañantes.
Rabas, un entrante tan característico del aperitivo mañanero cántabro, buenísimas de calidad y elaboración ni gota de aceite muy buenas y de magano.
Ya dentro de los segundos, uno de los clásicos del lugar merluza rebozada con chipirones y arroz, según los comensales de diez.
Otro de los pescados que formaban parte del menú, y que eligieron otros de los comensales, fue este rodaballo del que solo oí elogios por parte de los que se decidieron por él, por cierto la ración enorme.
Dentro del menú estuvo también presente una excelente lubina salvaje con un aspecto de lo más apetecible.
Yo tomé carne de segundo, ya llevaba unos cuantos días a pescado y estaba algo cansado, así que tome entrecote algo poco ortodoxo en este lugar, pero tampoco me decepcionó. Incluso las patatas estaban buenas, auténticas. Algo más hecho del punto pero tampoco una barbaridad.
De postre una fresquísima tarta de Santos, con un hojaldre crujiente y excelente, recién hecha acompañada de un trozo de helado también muy bueno. Y para terminar chupitos y copas. Como decía al principio La Posada nunca defrauda, de la mano de Tomás Merendón sigue siendo uno de los clásicos de la cocina marinera de nuestra ciudad, con una merecida fama.
Castelar 19 39004 Santander 942213023