Hemos Comido…en De Morro Fino, la apuesta de nuestro conocido cocinero Emilio García, anteriormente chef de El Jardín de Puente Viesgo y al cargo durante todos estos años de Vegetalíssimo.
Nos acercamos en fin de semana a disfrutar de una comida con Emilio como anfitrión. Sabíamos de la reciente apertura del lugar, pero por diferentes vicisitudes no nos habíamos acercado a excepción de un día a tomar un café mañanero. El restaurante se encuentra muy bien ubicado, en una zona donde no suele haber problemas de aparcamiento, a la salida del tunel de Puertochico en dirección a los campos de Racing, justo a la salida a la derecha en los bajos del hotel.
Emilo siempre ha destacado por hacer cocina tradicional con diferentes atrevimientos, siempre rodeado de productos de primera.
Ha resuelto una carta cortita, tradicional e interesante, con grandes clásicos de la cocina como el cachón guisado, el taco de bacalao, los callos de ternera, las mollejas empanadas, callos de bacalao con huevo poché, la paletilla de lechal y el entrecote de Villacariedo, entre otros.
Comenzamos con un aperitivo, brocheta de riñón de lechazo y papada de ibérico. Deliciosa, el riñón limpio de grasa y bien planchado, y la papada tostadita. Dos texturas diferentes separadas por una ciruela, un comienzo de lo más alentador y difícilmente superable.
Ensalada de jamón y foie. Vegetales cortados finos, calabacín, guisante, piñones, remolacha; un estudiado conjunto con un final aún más agradable, un jamón de categoría y un bloque de paté que lo corona. Una ensalada de las que me gustan.
Mollejas con jamón. La idea inicial era empanadas, pero mi acompañante no podía pues es celiaca, y terminamos como si fueran a la plancha, doraditas en el exterior y jugosas, acompañandas de unas lascas de jamón. Una buena elección y una sabrosa y jugosa molleja.
Para terminar, una ventresca al horno. Mi manera favorita para elaborar la ventresca es freirla en una generosa cantidad de aceite para que se dore por la parte de la carne, pero esta vez he de reconocer que la ventresca que nos sirvió Emilio estaba de chapó. Jugosa, de marcado sabor como debe de ser y de aspecto dorado en el exterior. Acompañada de pimientos, espárragos trigueros y una base de patata panadera. Generosa ración y suculento producto, más de temporada imposible.
Para finalizar tarta de queso.
La visita resultó de lo más agradable, cocina de temporada, clásica con ciertas libertades, muy artesana, de sabores y en un entorno cálido. Habrá que vigilar pues promete el lugar, si esta visita me gustó un montón espero que se vaya desmelenando más adelante.
Av. de los Castros, 41, 39005 Santander, Cantabria 942 55 16 12