Creo que por todos es conocida mi afición por la casquería, una herencia de mi abuela Ezequiela que es, ha sido y será la reina de la casquería. Cualquier cosa que se te ocurra ella lo cocinaba como nadie: carrilleras, corazón, callos, morros, criadillas, sesos, oreja, asadurilla, hígado, cabeza de lechazo y un largo etcétera fruto de sus visitas al mondongo de la Plaza de la Esperanza, hoy desaparecido.
Achuras, asaduras, entresijos, menudencias, etc. son polo de mi atracción, algo difícil de cocinar y más difícil todavía de encontrar en la oferta habitual hostelera.
Hoy me he pasado con otros dos fanáticos de estas elaboraciones por La Cervecería Ronda en la calle San Martín del Pino. Los actuales usufructuarios del local son los antiguos de El Clik, donde hace tiempo tomamos buena nota de su oferta. Hoy nos hemos adscrito al menú de casquería, por 19,50€ comen más que sobrados dos e incluso tres comensales.
El menú consta de cuatro cazuelitas, aquí el termino cazuelita no deja de ser una ironía. Todas son servidas a la vez.
Morros con patatas, huevo y pimiento verde. Los moros están buenísimos, por cierto, también se acompaña de un cesto de pan.
Callos, patatas de la casa, huevo, pimiento verde frito. Los susodichos son muy suaves y con las tres pes: pequeño, pegajoso y picante.
Oreja en salsa con patatas, pimiento verde y huevo. Muy buena textura, pero algo más flojilla de sabor que el resto.
Para terminar manita de ministro. Con una rica salsa y un buen punto de cocción, a rechupetear huesos y untar, aunque en esta, como en el resto de raciones, las patatas toman su parte de sabor de la salsa, así todo algo sobra para acompañar al pan.
La primera impresión es de incredulidad ante tamaño despliegue de efectivos. Al final, a uno de lo tres, el más muerto de hambre, se le ocurrió pedir unos torreznos, que por cierto venían acompañados de patatas y un par de huevos fritos. Lo mejor de todo, se los acabó casi el solo ante nuestro asombro.
En fin, la visita para los casqueros está obligada, RCP mejor imposible.