Hemos Comido en el BDP, se fundó hace más de medio siglo, en los años treinta del siglo pasado, bajo la iniciativa de un matrimonio proveniente del mundo de la pesca, abuelos de los actuales dueños.
Me resulta muy fácil hablar del Puerto, el problema es que hablaría demasiado. Me lleva acompañando desde niño, cuando bajábamos a deleitarnos con la vista de los peces a la pescadería con la ilusión de pescarlos nosotros. Durante la juventud era el primer bar a visitar los días de marcha mañanera, todo empezaba en el Puerto, un vermut, media y media. Después siguió el primer el lugar del vermut ya con críos que pedían su parte del botín, habitualmente en forma de rabas.
En esta ocasión media de gambas gabardina para comenzar. Las de siempre de la casa y que continúan cautivándome como el primer día, media ración generosa.
Media de albóndigas de San Martín. Las sirven acompañadas de arroz blanco, un acompañamiento muy típico en la bahía de las raciones de maganos o de cachón en su tinta. Este pescado es uno de mis favoritos, carne tersa y sabrosa. Me advirtieron que la ración completa era grande, me aconsejaron que pidiera media, y si me quedaba con ganas podía pedir otra cosa, o la otra media, pero no hizo falta.
Para terminar unos maganos rellenos en su tinta. Hubiera preferido unos calamares más grandes, pero no había. De todos modos, la ración es una delicia, los cuerpos rellenos de las rabas y con una salsa de tinta. Esta también viene acompañada de arroz, pero me ofrecieron cambiarlo por unas patatas fritas y así fue.
Con el café las típicas tejas y trufas con las que siempre te acompañan en este restaurante.
Pasa el tiempo, pero el Puerto sigue en la misma línea de siempre, calidad y tradición.
Por cierto, me quedé con ganas de los callos que tanta fama tienen y de sus anchoas, la próxima vez será.