Así sí da gusto empezar el día: desayuno con historia (y fundamento) en el Bar Altamira
Hay cafés que te despiertan… y luego está el del Bar Altamira, en Candina, que directamente te reconcilia con la vida. Aquí, en este bar de los de siempre —de barra sólida y parroquianos fieles— el desayuno no es un trámite: es una experiencia.
Porque sí, hay pinchos, pero no cualquiera: tortilla, lomo con queso picón, y otros pinchos que honran la tradición del buen desayuno norteño. La tortilla es de las que se hacen con cariño y sin miedo al aceite, jugosa, sabrosa, como debe ser. Y el pincho de lomo con queso picón… bueno, eso ya roza el bocadillo, por tamaño y contundencia. El queso picón, para el que no lo conozca, es un queso azul cántabro con carácter, de esos que no se andan con tonterías.
En realidad, el Bar Altamira es uno de esos bares que cambia contigo según la hora del día. Si te pasas del café mañanero, es fácil que acabes pidiendo un blanco (no apto para indecisos), y si la visita es vespertina, puede que la ronda se alargue en forma de copas. Porque aquí, todo tiene su momento.
Recuerdo que cuando empecé a trabajar por la zona, el ritual de los compañeros era terminar la jornada con lo que nosotros llamábamos «medios cubatas»: mismo alcohol, menos Coca-Cola. Como para engañarse. Dejé esa buena costumbre pronto, aunque el Altamira seguía siendo mi refugio matutino y mi salvavidas durante los días eternos de curro técnico. De esos en los que enlazas jornadas como quien encadena cafés (mi récord: tres días seguidos sin ver la cama).
En esos momentos, saber que podías pillar un pincho a cualquier hora era casi terapéutico. Lo mío es casi devoción por el de lomo con queso picón: potente, sabroso, reconfortante. Como un abrazo que cruje al morderlo.
Este bar también tiene historias. Una que nunca olvidaré fue la de un técnico cubano recién aterrizado. Lo fui a recoger a Bilbao, directo al tajo, con el tiempo justo. Pero su prioridad no era el curro, era desayunar. Así que, parada obligatoria en el Altamira. Yo pensaba que era un café rápido… ¡pero se comió medio bar! Nunca he visto algo igual. Tuve que dejarle a deber al tabernero. Aquello fue un desayuno, sí, pero con categoría de banquete.
Por El Mule
- 📍 Ubicado en: C. Gerardo de Alvear, 13B, 39011 Santander, Cantabria
- 📞 Teléfono: +34 942 33 89 69