Hemos comido...en múltiples ocasiones en este restaurante que ha pasado por varias manos en los últimos años, que yo sepa tres en todas las ocasiones he salido muy a gusto con lo comido.
El local se encuentra en una casa típica cántabra del siglo XVIII, la última vez que fui, fue por obligación y allí mismo me enteré que Nacho Basurto ya no regentaba el local y eso se nota para mejor, ha ganado con un equipo joven dinámico y en vanguardia, han cambiado los uniformes que van acorde con el lugar y la atención desde el recibimiento en la misma puerta del local hasta la despedida fue espectacular, creo que es debido a un equipo joven pero muy preparado y profesional con un toque de juventud, el servicio perfecto muy atentos y sin agobios, la comida sorprendente la presentación y sabrosísimo todo el menú.
El local se encuentra dividido en tres plantas y dos comedores y sobre todo una planta dedicada exclusivamente a salón de descanso donde poder disfrutar cómodamente de la sobremesa.
Comimos de primero salpicón de pulpo de roca y buey de mar muy bueno y sabroso y tartar de bonito, aguacate y sandía, cualquiera de los dos platos excelentes. De segundo optamos por el pescado y tomamos jargo y lubina cualquiera de los dos muy bien preparados y recién salidos de la mar.
Todo lo regamos con un Riesling que yo no había probado nunca y que me gusto bastante. Este restaurante obstenta una estrella Michelin.