Hemos Comido…en Nácar, el bistró de Oscar Calleja, un lugar con unas vistas únicas, en un día de verano único; el hecho de sentarte en la terraza ya merece la pena.
Agosto 2018. Nunca había estado en Nácar, en Annua sí, y como tenía pendiente una celebración familiar me pareció el lugar perfecto. Oscar nos enseñó las instaciones y pudimos comprobar los cambios realizados, sobre todo a la zona del comedor de Annua; visitamos las cocina y estuvimos un rato hablando con Aitor Fernández, que tras un tiempo fuera de Annua vuelve para hacer tandem con Oscar.
Tampoco podemos olvidarnos de la omnipresente Elsa, que aunque no la veas está (nosotros sí que la vimos y pudimos saludarle), ya que está más centrada en Annua y en esas fechas estaba todo lleno, de hecho la terraza se llenó al completo.
La carta resulta cortita pero intensa, unas elaboraciones muy bien elegidas y dispuestas para compartir, nosotros disfrutamos un montón compartiéndolo todo.
Comenzamos con unos mejillones con salsa roja, un ligero toque picante y justo punto de cocción. Muy apetecibles.
Continuamos con un pulpo frito adaptado para celiacos. El que ofrece la carta no es exactamente así, seguramente es aún mejor, pero de todas maneras resultó un espectáculo, todo un descubrimiento. Sabor, textura, punto de tersura perfecto, meloso en el exterior y terso en su interior. Formidable.
Arroz meloso de pato y setas. Punto del arroz ajustado a la perfeccción, con un gran toque de melosidad. Trompetas de los muertos como acompañantes y pato con una textura similar a un deshidratado. Un conjunto muy sabroso, un arroz colosal. Lógico que en las otras mesas todo el mundo pidiese arroz.
Continuamos con lomo de vaca tudanca. Como el plato anterior la carne tenía un toque meloso, le acompañaban unos pimientos asados y unas patatas estupendas. Un conjunto muy especial, la primera vez que me encuentro con algo semejante en un restaurante de estas características, está claro que Oscar es un maestro explotando recursos que otros ni se plantearían. Un hurra por esta carne de una calidad superior y con una presentación y acompañamiento inmejorables.
Para terminar se me antojó costilla asada abaja temperatura con salsa barbacoa. Una salsa utilizada para las costillas y el pollo, en la que destaca el equilibrio dulce-salado-picante ideal para acompañar a este tipo de carnes y sobre todo a las elaboradas en barbacoa como su propio nombre indica.
No soy muy amigo de estos dulces-salados, pero en esta ocasión el apartado dulce no estaba muy acusado y la costilla estaba en ese punto en que los huesos se le salen solos, carente de grasa, como debe ser en las elaboraciones a baja temperatura. Excelente.
Tres postres únicos y dos de ellos sin gluten, nueces garrapiñadas, sopa de fresas y rocas de chocolate. Absolutamente todos merecen la pena.
En fin, una comida en el bistró de Oscar Calleja, un restaurante parejo a un Dos Estrellas Michelin. Está claro que comparten la cocina, el personal de la misma y las maneras de un servicio dos estrellas.
La visita merece la pena de todas todas.
Oscar ha empezado a comercializar unas latas de doraducas y lubinucas, una línea de conservas de pescado y marisco de criadero en la que fusiona Cantábrico, México y Asia.
Situado en el río Nansa, este criadero de acuicultura acaba de obtener la Certificación Ecológica para la producción de alevines de dorada y lubina, ostras y almejas. Estos son los productos que están enlatando, acompañados del toque magico de Oscar.
Doraducas y lubinucas en aceite de oliva virgen, en ponzu japonés, en kimchi coreano, en escabeche de cava, en tomate de la huerta, en chipotle y tamarindo mexicano; o las ostras al natural, en ponzu japonés o en chipotle-tamarindo mexicano.
Un precioso acompañante nos deleitó con su presencia durante la comida