Cena en Sacha tradición reinterpretada en un jardín de Madrid
En pleno centro de Madrid, escondido tras un jardín, se encuentra Sacha, un restaurante que combina discreción y excelencia. Allí vivimos una cena difícil de olvidar, no solo por la calidad de los platos, sino también por el entorno y el trato cercano de Sacha Hormaechea, un anfitrión que convierte la mesa en experiencia.
La propuesta gastronómica no la elegimos nosotros: fue el propio Sacha quien diseñó el recorrido de la cena.
Medregal con corazón de atún y almendra tostada
El inicio vino marcado por el medregal, nombre con el que en Canarias se conoce al pez limón. Se presentó acompañado de corazón de atún curado y almendra tostada. El corazón, más suave que la mojama, aporta un contraste interesante con la textura grasa del pescado. El uso de un buen aceite de oliva virgen extra (AOVE) potencia el conjunto y refuerza la frescura.
Salpicón de cola de oyocantro
Después llegó un salpicón elaborado con cola de oyocantro, un marisco de carne firme que, con un punto de cocción preciso y una vinagreta ligera, realzó los matices marinos. El plato, sencillo en apariencia, demostró que la clave está en la calidad del producto y la técnica de cocción.
Falsa lasaña de changurro
El tercer paso fue una falsa lasaña de changurro. El changurro, se sirvió sin añadidos que enmascararan su sabor. La estructura del plato recordaba a una lasaña, pero el protagonismo absoluto era del marisco.
La tortilla vaga: un clásico de la casa
Uno de los emblemas de Sacha es la tortilla vaga, servida con piparras y morcilla extremeña. A diferencia de la tortilla tradicional, esta no se voltea en ningún momento: se cuaja únicamente por debajo, quedando jugosa en la superficie. Según explica el propio Hormaechea, la receta nació a raíz de una petición del arquitecto Rafael Moneo, que buscaba recuperar la textura de las tortillas de su infancia. El resultado combina el sabor de la tortilla con la melosidad de un revuelto en un mismo plato.
Molleja y conversación
La molleja, tierna y en su punto, llegó acompañada por algo más que comida: una conversación sobre fotografía e iluminación, otra de las pasiones del anfitrión. Este detalle resume bien lo que es cenar en Sacha: un espacio donde la gastronomía se entrelaza con historias y vivencias.
Tarta dispersa
La cena concluyó con la tarta dispersa, un postre que mantiene la línea de creatividad y calidad.
Cenar en Sacha es mucho más que sentarse a la mesa de un restaurante en Madrid. Es disfrutar de un recorrido gastronómico que combina productos seleccionados, técnicas precisas y una atmósfera única en un jardín urbano. Desde el medregal hasta la tarta dispersa, cada plato refleja una cocina que respeta el producto y lo presenta con identidad propia.
Por El Mule
Histórico de visitas
- 📍 Ubicado en: Zona ajardinada, C. de Juan Hurtado de Mendoza, 11, Posterior, Chamartín, 28036 Madrid
- ☎️ +34 913 45 59 52
- 📱 web: Web Sacha