Hemos Comido…en Ronquillo, aprovechando que estaba de juez en la Quincena del Pincho, dejé este en último lugar para aprovechar la visita.
Junio 2018. Hoy en día, con la autovía, Ramales no está tan lejos como hace unos años, pero todavía hay un trecho desde Santander, así que como tenía que hacer tres paradas como jurado, una en Solares, otra en Santoña y la última en Ronquillo, aproveché para llevar a mi hija a comer a este restaurante tan representativo de la zona y heredero de Galarreta, que dejó huella en aquellos lares.
David hace cocina de temporada y cercanía, se complementa a la perfección con Ceci, su hermana, que regenta las mesas y que resulta un verdadero valor añadido a la cocina de su hermano, que como decía bebe de las fuentes de Galarreta, pero tiene una influencia directa y de un valor incalculable de lo aprendido de su madre, durante mucho tiempo alma de la cocina del Ronquillo.
David no le tiene miedo a nada y actualmente se ha metido en elaborar ciertos panes que acompañan a los comensales. Yo tomé una torta en aceite que no tenía nada que envidiar a las castellanas.
Antes de entrar, un vermut en copa con bien de hielo y una rodaja de limón. En la mayoría de los pueblos de Cantabria, sacarle más de un hielo al mesonero es tarea harto difícil, no sé porqué, supongo que por la dificultad que hubo durante mucho tiempo de conseguirlo, pero hoy en día sigue en vigor y Ronquillo no tiene por qué ser diferente, algo que a mí particularmente me llenaría de orgullo y más teniendo la barra concurrida sobre todo por lugareños.
Vía Ferrata El Caliz. Salmón con queso suave, merece la pena, simple y de un bocado, como debe de ser un pincho.
Tenemos un Tesoro. Queso de Las Garmillas con bocarte. Una pasada, el marinado de bocarte que va con el queso al 100%.
Baga Jaén. Este último resultó todo un descubrimiento, diferente y con una clara referencia al nuevo motivo de peregrinación gastronómica a Jaén. Un cogollo a baja temperatura, muy diferente y suculento.
Hasta aquí los tres pinchos con los que Ronquillo se ha presentado al concurso.
Comenzamos la comida con una crema de verduras y salmón. Esto es algo que entiendo como un buen comienzo, y mi hija asiente.
Como os decía, los panes son otro atractivo de los muchos que tiene el lugar.
Segundo aperitivo de bienvenida, tartar de bonito con helato de tomate. Celestial, bonito crudo con aceite muy ligero y helado de tomate. La primera vez que tomo un helado que de verdad sabe a tomate y que marida en salado perfectamente con un bonito recién pescado.
Comenzamos con algo que no dejé lugar a objecciones a la hora de pedir, ya que siempre me alucina en este lugar y que yo calificarlía de obligatorio en Ronquillo: las colmenillas con foie. Un plato con un sabor increible, el de esta seta unido al del foie, conjuntan de una manera única. Al otro comensal le recordaba a cierto aperitivo que le solían poner cuando era muy niña en El Cenador de Amós, le encantaba y no había vuelto a saborear hasta que esta elaboración le recordó a ello.
Una ración de diez, no podeis iros de Ramales sin probarlo. Ojo que es un plato muy de temporada, así que no está disponible todo el año.
Compartimos también un taco de bonito escabechado. Un escabeche muy suave que le mejora aún más el bonito, muy en su punto y el primero de la temporada. Un buen taco para cada uno, y nada de ruedas, que cada día me gustan menos.
El corte en rueda no me resulta nada agradable, hay que reconocer que para ciertas elaboraciones, como a la brasa, no esta mal, pero prefiero los cortes en lomos, que son más jugosos y no acarrean espinas, piel, ni la parte negra que acompaña a la espina central.
El primer taco de la temporada deja muy alto el listón a los siguientes.
Para terminar, un buen corte de chuleta de vaca vieja con la maduración muy correcta, sin pasarse, y gran sabor a carne de verdad. Acompañado de unos pimientos asados en casa, como este año todavía no los había probado de este tipo me resultaron deliciosos. También unas patatas fritas de verdad y muy generosas que no pudimos acabar.
Tiramisú, o la interpretación de David de lo que es un tiramisú. La verdad es que me da igual el nombre, mejor final no le puede haber para una comida de estas características.
Lo único apto en postres para celicos que tenían era el helado, y eso fue lo que se tomó mi hija.
Para los no celiacos, unos petit fours con el café.
Ronquillo, no cambies porque muy pocos hacen lo que tú y aún menos lo hacen tan bien.