Hemos Comido…en Rober de Nola, en Caldas de Montbuí, un municipio de Barcelona situado en la comarca del Vallés Oriental.
El restaurante se encuentra situado en las afueras del nucleo urbano, pero del hotel donde me hospedaba hasta el restaurante hay un bonito paseo.
Los fogones del restaurante Robert de Nola brindan al comensal una oferta gastronómica basada en cocina regional de calidad, donde prima el producto de la tierra y de temporada, elaborado cuidadosamente con toques de creatividad, reinterpretando la cocina más arraigada de la región.
La visita fue por accidente, ya que me habían recomendado en el hotel otro restaurante muy cercano a este. Me acerqué en vez de llamar por telefono, para hacerme una idea. Me fijé en este antes de llegar al recomendado y a la vuelta, al comprobar que el que me habían aconsejado estaba cerrado, reservé en el que nos ocupa.
Visité sus amplias instalaciones, un gran comedor principal y una bodega con gran cantidad de referencias, además de una barra donde terminar la velada en caso de optar por una copa final.
La carta resulta extensa, pero tiene mucho de temporada y fuera de carta. Así todo, después de un rato hablando con el gerente le comuniqué que me sirviera lo que creyera conveniente, y la verdad es que acerté tomando esa decisión.
No podía ser de otra manera, comida con un buen cava, elaborado con macabeo, xarelo, parellada y chardonnay. Los orígenes de esta cava se remontan al año 1349, pero no fue hasta el año 1986 en que el Sr. Joan Badell i Badell introdujo los aspectos necesarios para modernizar la bodega, en ese momento comenzó la elaboración del cava brut y del brut nature, ambos de producción limitada.
Color nítido con matices amarillos. Intenso aroma con una excelente expresión de crianza frutos secos y especies. Seco y cremoso. Bouquet complejo debido a su prolongada crianza.
Me encantó el pan de olivas, muy bueno.
Sopa de tomates de temporada. Diferente, no era un salmorejo aunque se acompañase de una rodaja de pan y jamón. Es más una sopa de fruta madura, otra sopa fría recomendable, olvídate de el sabor de un tomate cántabro, es más dulce, más afrutado, menos yodado y si un ápice de acidez
Sobre el aceite catalán tiene algo que decir Masia Can Tibau, resulta un perfecto acompañante del pan de olivas.
Huevo poché, trufa rallada, seta confitada y parmentier. La trufa gana por goleada. Combinación clásica, pero no por ello menos apetecible, un lujazo. El boletus también deja su impronta y el huevo, como siempre, es la mejor de las salsas. Imposible fotografiar, me pudo en sincio.
Crujiente canelón de verduras confitadas. No suelen molarme estas elaboraciones, pero estaban tan buenas las verduras confitadas que te hacer olvidar del resto, buenísimo.
Carpaccio de ciervo con una mostaza sutil y una pimienta omnipresente en trozos, alegría en la boca.
Coca de higos, el higo manda pero es una bendición.
Escabeche de conejo. El aroma por sí solo seduce. Textura y sabor, la exquisitez de un escabeche caliente. Elaboraciones del pasado puestas al día, la conservación como guiso. Una delicia y una de mis debilidades.
La clásica Ratafia catalana está elaborada en base a un ritual que tiene como objetivo conseguir un licor agradable al paladar con propiedades medicinales y digestivas. Su preparación depende esencialmente de las plantas aromáticas, especias y frutos disponibles en la zona donde se elabora, aunque el ingrediente principal son las nueces verdes o tiernas, aunque las recetas son algo guardado celosamente y que solamente se transmite de padres a hijos.
Unos carquiñoles y chocolate para terminar.
La cena resultó un acierto, todo me agradó, una cocina acertada, un servicio de diez y unas instalaciones también de diez,
Paseo del Remei 50, 08140 Caldas de Montbui Barcelona 938 65 40 47