Hemos Comido…en La Flor de Miranda, segunda de las celebraciones de aniversario, en uno de mis restaurantes preferidos para disrutar de mariscos y pescados.
Está claro que en una comida de estas características no puede faltar un cava y más si nos encontramos en pleno verano. Elyssia Gran Cuvee Brut, un buen cava de Freixenet y uno de mis preferidos, estaba perfecto de temperatura, como siempre lo tienen en este lugar.
Langostinos frescos. Un manjar que no siempre está disponible en el norte, justos de plancha, la carne tersa y la cabeza rezumando sabor. Plancha, sal y langsotinos. Superiores.
Hay una racion que aquí «bordan» y que siempre deja boquiabierto al comensal, sobre todo en temporada, los bocartes a la plancha. Bocarte tirando a grande, tostadito por la cara interior y levemente acariciado por el calor en la exterior. Deliciosos y un auténtico vicio. Hasta ahora dos «productazos» ingeniosa y mínimamente cocinados.
El público puede pensar que a la Flor de Miranda se viene únicamente a por pescados y mariscos, pero se equivoca. Dentro de las carnes también hay elaboraciones que merecen mucho la pena. Mi mujer siempre las pide, chuletillas a su gusto, y al mío, fritas y acompañadas de unos ajitos, para rechupetarte de principio a fin.
Yo tomé bonito con tomate. Para chuparse los dedos, tomate artesano y pimiento también casero, jugoso, hecho en su punto y a disfrutar de una ración que bien merece la pena.
El otro comensal tomó almejas a la marinera. Unas almejas que, por el tamaño y según mi entender, la mejor manera de disfrutarlas sería crudas, pero para gustos se hicieron los colores.
Al final la receta no es nímia, pero la calidad tampoco, un muy buen RCP para una calidad única.