Hemos Comido…en la nuevas instalaciones de Ruben Abascal, traspasa su restaurante de gasolinera a unas nuevas instalaciones que catapultan su nueva propuesta a un nivel mucho mas alto.
Recibo una llamada de mi buen amigo Jesús para quedar a comer, ya que me encontraba disfrutando de unos días de vacaciones en mi querida tierruca. La semana anterior ya habíamos disfrutado de un soberbio homenaje en Casa Enrique, auténtico icono de la cocina tradidional cántabra.
En esta ocasión nos ibamos a desplazar a la localidad de Castillo Siete Villas, en el ayuntamiento de Arnuero, que me trae muy gratos recuerdos de mis veranos por Isla, localidad también de amplia tradición gastronómica, por sus estupendas langostas, nécoras y sus colosales y únicos pimientos, además de sus caricos, tomates, piparras y productos de la huerta en general.
Ibamos a visitar un restaurante casi recién inagurado, el Ibidem, nuevo proyecto del chef Rubén Abascal, con amplia trayectoria ya en el restaurante Los Brezos, cercano a la nueva ubicación.
Jesús ya había degustado su cocina en múltiples ocasiones, pero para mí era un completo desconocido, tengo que decir que lógicamente porque soy un cántabro exiliado en Madrid, sino no tendría perdón de Dios no haberlo visitado antes.
El restaurante esta ubicado en una casona montañesa restaurada, respetando su soberbia arquitectura, y resulta espectacular tanto su interior como su exterior.
El comedor principal es amplio, muy bien iluminado por una soberbia cristalera, y con motivos de decoración muy originales, unos curiosisimos zapatos de tacón que se van descolgando de la bóveda y el techo. Sorprendente, es algo que no te esperas encontrar en una casona de estás características, pero no cabe duda, que acertado y diferente.
Pasando ya a nuestra experiencia gastronómica en si, que constaría de un menú largo y estrecho, que es la opción que presenta este restaurante.
Para beber un buen cava bien frío, Recaredo, muy de nuestro agrado y que acompañó a la perfección a todos y cada uno de los platos que configuraban este menú degustación.
Comenzamos por una trilogía de la anchoa del Cantábrico, con tres aperitivos de bienvenida con una presentación tan espectacular como sorprendente.
Para empezar unos labios rojos sobre hielo, una especie de sorbete de pimiento con un sabor suave a anchoa… una versión actualizada de los populares pimientos asados con anchoas… primera sorpresa de la comida y vendrán muchas más.
Nos presentaron además una especie de olivo-bonsai en el centro de la mesa, que nos ofrecia dos frutos muy especiales… bajo la apariencia de una aceituna había dos snacks de queso y con también un suave sabor a anchoa, muy agradables y bien integrados. Exquisito.
Yo ya estaba boquiabierto, y más aún, cuando ante mí tenía un precioso barco de pesca de bajura, matrícula de Santoña, en cuyas redes desplegadas se encontraba el tercer aperitivo de bienvenida… una anchoa artesana sobre una mini tosta de sobao pasiego… de las bondades de las anchoas en mantequilla ya era conocedor y lo bien que contrastan con hojaldre y otros productos dulces. Presentación sorprendente de un snack un poco más tradicional, pero de gran sabor y muy equilibrado. La pena es que yo me hubiera traído el barquito a Madrid… pero no pudo ser…
El siguiente pase fue “La Maceta”.Tal cual, como la podéis ver en la fotografía… todo comestible, la zanahoria incluida, excepto el recipiente por supuesto.La tierra elaborada con tinta de calamar, en el fondo un cocktail-salpicón de mariscos fresco y apetecible. Y cuidado hasta el último detalle, como podéis ver la cuchara tiene forma de pala. Original y refrescante a más no poder.
Otro plato sorprendente, una mandarina, presentada en el centro de la mesa,entre vapores de nitrógeno líquido, bajo cuya cáscara cítrica nos sorprendía un buen foie,con excelente equilibrio entre ambas partes. Presentación increíble y en la línea de la casa, simplemente espectacular. Sigo gratamente sorprendido.
Nos sirvieron además diferentes panes, todos artesanos, de maíz, espelta, semillas etc.Todos deliciosos.
Pasamos a un arroz meloso con toques marinos cubierto por un carabinero. Buen punto del arroz, sabor potente y el carabinero perfecto, cabeza jugosa y llena de sabor y cola tersa y sabrosa. Un pase con presentación más tradicional pero que funciona perfectamente.
El primer plato principal fue un taco de bacalao a la brasa, con yuca a modo de brasas de carbón y salsa. Presentación muy elegante de nuevo, el bacalao bien desalado y jugoso, de un grosor y calidad excelentes. Las guarniciones con sentido y complementando perfectamente al pescado, más allá de lo puramente estético. Muy acertado también este pase.
Y para finalizar, una espaldilla de ternera a baja temperatura con su salsa,una parmentier, arena y frutos rojos. Emplatado muy cuidado, carne espectacular de textura y sabor y el resto de preparaciones resaltando el producto principal. De lo mejor del menú sin duda.
El servicio muy rápido y atento, excelentes explicaciones de todos y cada uno de los pases, tanto la jefa de sala como el camarero nos atendieron a la perfección.
Llegamos al postre principal,un albaricoque con su hueso que no es tal. Penúltima sorpresa, otro trampantojo más, el albaricoque baja una fina capa de piel escondía una exquisita crema de chocolate blanco y el hueso de toffee.Una elaboración sobresaliente, tanto de presentación como de textura y sabor. La foto lo dice todo.
Con el café nos sirvieron también un tablero de ajedrez, con exquisitas piezas del mismo, en chocolate negro y blanco, heladas.Sorprendente y original una vez más.
Para finalizar estuvimos un rato de amena charla con Rubén y un grupo de comensales procedente de Segovia y además profesionales de la hostelería, que estaban encantados tras larga sobremesa.
Un restaurante muy a tener en cuenta y en un bonito enclave, que sorprende por su original propuesta, muy cuidados detalles y cita obligada para todo aficionado a la gastronomía que quiera una oferta diferente a la cocina tradicional cántabra.Desde luego mi buen amigo Jesús consiguió sorprenderme muy gratamente con nuestra visita al Ibidem.